Nuestro hospital está centrado en la recuperación funcional de los adultos mayores, es decir, que el paciente vuelva a tener independencia, autonomía. A diferencia de otros hospitales, en el del adulto mayor, además de mirar las patologías, existe mucho énfasis en el bienestar integral y recuperación funcional. Si un paciente, por ejemplo, tiene hipertensión y una infección a las vías urinarias, se le controla estas enfermedades, pero también se evalúa si presenta algún trastorno cognitivo, si su marcha es la adecuada, si realiza sus actividades en su casa de forma independiente.

Cuando se detecta que esta independencia registra una afectación y que requiere mucho soporte de la familia, se interviene con un equipo multidisciplinario a través de actividades físicas, terapia ocupacional, respiratoria o clínicas cognitivas para recuperar la autonomía del adulto mayor; que vuelva a integrarse a la familia o al entorno donde vive.

El paciente es valorado y se interviene de inmediato para recuperar su actividad. En los episodios de enfermedad los pacientes pierden funcionalidad. En este hospital atendemos a diferentes adultos mayores. Un primer grupo con patologías agudas de mediana y baja complejidad: hipertensión, insuficiencia cardiaca, infecciones. Un segundo grupo de mediana estancia para recuperación de su funcionalidad, son aquellos pacientes que fueron operados de cadera o pacientes que tuvieron trombosis o un derrame cerebral.

Con ellos se interviene en su rehabilitación en lo físico, social, emocional, intelectual. La familia también recibe entrenamiento de cómo cuidar a una persona adulta mayor. Tenemos un servicio fuerte de trabajo social para verificar que las familias van a colaborar y poner su parte en la recuperación del adulto mayor. En ocasiones se detectan desacuerdos por falta de conocimiento o negligencia y por eso es importante su participación, incluso si hay casos en los cuales el entorno familiar no es conveniente para el adulto mayor, se busca a dónde debe volver.

Un tercer grupo son pacientes con enfermedades terminales, quienes no tienen curación. Con ellos se busca un buen morir, que no esté asociado al dolor, malestar, trastornos o ansiedad.

El tratamiento en este sentido también es integral, sobre todo, en lo emocional y psicológico para que el paciente pueda elaborar su duelo y la familia asimile la muerte de mejor manera. En la mayoría de los casos lo asumen con tranquilidad y agradecimiento a la institución por su trabajo y acompañamiento.