En Italia, todos sabíamos que en Europa se complicarían las cosas. Creer que ese problema era solo nuestro demuestra solo la infame ignorancia que domina el mundo. La crisis continuará todavía por mucho tiempo, salvo que se encuentre la terapia justa para combatirla. En los hospitales italianos están experimentando diferentes fármacos. El único que, según trascendió, está funcionando, es un medicamento normalmente utilizado para la artritis reumatoide. Esa medicina la experimentó el equipo del doctor Ming, en China,  justo en el país donde se inició la epidemia. En la península italiana se hicieron pruebas en 21 pacientes con buenos resultados y ha funcionado en el 50%. Sin embargo, esto dependería de los tiempos para suministrar los fármacos, porque si se adelantan a los estadios anteriores a la aceleración en las áreas pulmonares, su efectividad mejoraría, explican los médicos italianos. Pero, ahora, la emergencia se concentra en las urgencias correspondientes a la falta de mascarillas y de personal médico sanitario. Las mascarillas son literalmente imposibles de encontrar porque ningún país productor las vende al exterior e Italia no las produce. La idea actual es apresurar los ciclos productivos de las fábricas textiles para hacer las mascarillas en esta nación. Esto es muy difícil, pero Italia es el segundo en manufacturas en Europa y le podemos pedir tranquilamente que se adecúe. La región de Lombardía ha decidido trasladar a pacientes con otras patologías a otras regiones vecinas. Esto es un juego contra el tiempo porque hay un ritmo de contagio continuo y el 10% de los pacientes tendrá absolutamente la necesidad de ayuda mecánica para respirar. Es como si todos juntos vamos al mismo tiempo al hotel. Las habitaciones, tarde o temprano, se acaban y eso es lo que ocurre en los hospitales. Otro problema es la falta de personal médico sanitario, sea por el aumento exponencial de la crisis o porque los que están enfrentando desde el inicio esta epidemia están ya agotados.

La situación es tan grave que me pregunto: ¿cuál es el grado de estupidez de otros países que continúan pensando en el covid-19 como una enfermedad cualquiera? E incluso dicen que los ancianos van a morir de cualquier forma. Inglaterra, por ejemplo, hizo esta semana los partidos de Champions League con público, lo que aquí ha sido considerado criminal. Otro problema derivado del coronavirus es el económico. El Gobierno ha firmado un acuerdo con los sindicatos para continuar la producción solo en condiciones de absoluta seguridad para los trabajadores. Es decir, cuidados extremos, reorganización de posiciones de trabajo, eliminación de todas las tareas no imprescindibles, distancia no negociable de al menos un metro, cambio de turnos y goce de vacaciones, caja de desempleo obligatoria y sin límite. Nada volverá a ser como antes. El coronavirus será, como el 11 de Septiembre, un antes y un después. (O)