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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Nacer, crecer y morir con tributos

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Los tributos son los instrumentos de los que goza un Estado para financiar su gasto, gracias a los ciudadanos que estamos obligados a pagar por ello. En función del grado de coacción, los mismos se clasifican en: impuestos, tasas y contribuciones especiales. Si con algo se vive desde que se nace hasta que se muere es con los tributos.

Desde que nos levantamos, abrimos la ventana de nuestra casa o departamento para ver la ciudad, y toda la obra pública que hay en ella se financia con impuestos.

Luego nos levantamos y encendemos la luz por la cual se paga una tasa, tomamos una ducha y pagamos la tasa de agua potable.

Si el departamento es propio, cada año debemos pagar el impuesto predial.  

Cuando los municipios realizan actividades de repavimentación, construcción de aceras y bordillos, y obras de alcantarillado exigen -además de los impuestos municipales- que los ciudadanos aporten por estas obras con una “contribución especial”, de la cual -entendida como la cantidad que un individuo destina voluntariamente a un propósito- no tiene nada. El Estado se encargará de movilizar todo su poder para exigir el pago. Luego realizaremos una llamada telefónica desde nuestro celular y pagaremos IVA por dicho servicio.

Sacamos nuestro vehículo para ir al trabajo, en cuya compra habremos pagado IVA e ICE. Y eso no es todo, anualmente se paga el impuesto a la matriculación al Estado, además del impuesto a los vehículos al Municipio; súmele el impuesto a la contaminación vehicular, mientras que el Estado subsidia el insumo contaminante (gasolina).

Llegamos a nuestra oficina y si parqueamos en zona azul, pagamos una tasa por el uso de espacio público.

Trabajamos y por esos ingresos al final del año pagamos Impuesto a la Renta, pero para ello nuestro empleador nos habrá efectuado retenciones. También nos descontarán los impuestos a la Seguridad Social, dulcemente llamados “aportes”.

Aunque usted no lo crea, hay impuestos a actividades prohibidas, como el Impuesto al juego a los casinos, cuyo funcionamiento está prohibido en el país. Y a transferencias al exterior, que tienen un impuesto del 5%.

La muerte no soluciona los problemas, ya que el Estado presto estará para exigir el Impuesto a la Herencia. Un pincelazo al ciclo de vida tributario del contribuyente. (O)

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