El mensaje de texto daba cuenta de dos consumos internacionales en “Alsa Internet”. Obviamente la dueña de la tarjeta no había hecho ninguna compra en ese establecimiento, por lo que inmediatamente llamó al “call center” del banco emisor para bloquear la tarjeta de crédito. La persona que contestó en el call center -aquel 11 de julio- le dijo que la tarjeta ya estaba bloqueada y que debía enviar un mail para abrir un “caso”. En él debía enviar una carta relatando lo ocurrido, con las “pruebas” de los consumos que se habían realizado, una foto de la tarjeta perforada y la copia de la cédula. En dos semanas tendría  una respuesta.

El día 23 de julio la víctima de la clonación -ante el silencio bancario- tuvo la buena idea de llamar.

En el mismo centro de llamadas le dijeron que los documentos que había enviado no servían; que la firma de la carta no era la misma de la cédula; que la fecha no podía ser el 11 de julio porque esa era la fecha de la transacción y no del proceso; que las fotos que había enviado presentaban inconvenientes en la plataforma del banco y que debía enviar inmediatamente un formulario porque ese documento iba a la franquicia internacional. Confundida y angustiada ante semejante respuesta, la víctima tuvo que buscar una “palanca” en el banco, que le dijo que el trámite por internet o por teléfono “¡no era válido!”. Que debía acercarse personalmente a una agencia para dejar un formulario y ahí sí iniciaba el trámite. Diez días perdidos.

Luego de una fila de más de cincuenta minutos -para lo que la víctima tuvo que pedir una mañana de permiso con cargo a vacaciones- logró dejar los papeles. “Nosotros le llamamos” le dijeron. Y sí, la llamaron: “Señorita su trámite está en marcha, pero tenemos que verificar que usted no haya dado sus coordenadas a nadie o que sus claves no hayan sido expuestas en alguna compra en línea”.

Los bancos tienen un seguro para este tipo de eventualidades. Saben perfectamente si la persona salió o no del país, porque las tarjetas -la mayoría- deben ser activadas. Deben tener, seguramente, muchos casos de “vivos” que consumen y luego denuncian la clonación, pero para eso es el seguro. En todo caso la experiencia y el maltrato merecen ser narrados. Ojalá funcione la palanca. (O)