Maternidad y tecnología
Creo que el periodismo y la maternidad son incompatibles. Cuando cursaba mi carrera no me imaginaba que sería tan demandante. Ser periodista es un oficio 24 horas, que más allá de ser un trabajo es un estilo de vida. Empecé a trabajar en Diario El Comercio, a los 20 años, cuando era soltera. No importaba salir de cobertura tarde, en la noche, nada me podía parar. Después me casé con un compañero fotógrafo y seguimos con nuestra pasión por el periodismo.
En ese tiempo tuve una mala noticia. Me diagnosticaron endometriosis grave y después de tres cirugías y con un diagnóstico que no pronosticaba que me pudiera embarazar con facilidad, tuvimos a Antonio. Entonces, renuncié por un tiempo a mi sueño de ser la periodista estrella. Dejé mi carrera cuando mi bebé empezaba a crecer. Sin embargo, cuando te dicen que solo podrás tener un hijo, a mis 25 años en ese entonces, pensé que lo mejor era ordenar las prioridades y dedicarme a la maternidad a tiempo completo. Así estuve 3 años. Trasladé todo mi entusiasmo a ser la mamá de Toñito. Abrí un blog para compartir mis experiencias y para no dejar de escribir. Hice horarios para mi bebé y lo crié con un régimen al estilo militar. Hasta ahora me lleno de orgullo al ver lo educado que es y cómo come todo y a las horas correctas. También me siento apta para dar consejos de lactancia, pues lo hice por un año y tuve tanta leche que pude donar a otros bebés.
Cuando él estaba por cumplir sus tres años volví a trabajar en el departamento de Comunicación de una empresa pública. Lloraba tanto que mi jefa decía que fuera a verlo. Lógicamente no lo hice porque hubiera sido peor.
Fue muy duro dejarlo. Antes yo sabía hasta cuántas veces hacía pipí, luego le pedí a la chica que me ayudaba a cuidarlo que me anotara todo en un cuaderno.
Ahora, en cambio, hace dos meses volví al periodismo. Aunque sí tengo una planificación que me permite compartir con mi hijo, a veces me olvido de revisar su agenda y dejo cosas para el último momento. Por suerte, la tecnología me ha ayudado a estar pendiente. Toñito usa un reloj que tiene un GPS y opciones para llamar. Así, con una app, sé exactamente cuándo llega al colegio y a la casa. En la tarde, él me llama y le digo lo que debe hacer. Pero cuando tiene exámenes la situación se complica, pues aún es pequeño, tiene 8 años, y debemos supervisar cómo estudia. Entonces, nos quedamos hasta tarde; él estudia y yo escribo mis notas para este diario.
Ahora él está contento de leer mi nombre en EL TELÉGRAFO. Es orgulloso y revisa todos los temas que escribo. Trato de que ame la lectura, los niños de hoy no leen, pero para mí es fundamental que él lo disfrute. Por ello leemos juntos Harry Potter.
Para ser buena madre es fundamental organizarse, a veces es difícil. Pero muchas periodistas lo hacemos. (O)