Maradona, el fútbol, el fin de la historia y el último hombre
En noviembre del 89 cayó el muro de Berlín y, en diciembre del 91, la Unión Soviética dejó de existir. Un año después, Francis Fukuyama publicó su libro ¨El fin de la historia y el ultimo hombre¨, el politólogo estadounidense afirmó que el mundo bipolar y la lucha de las ideologías habían terminado.
La semana pasada falleció Diego Maradona. Pero ni siquiera la vida y muerte del popular futbolista está exenta de ser analizada a través del prisma ideológico. Más allá de sus jugadas, para algunos, Maradona pasó a la historia por su adicción a las drogas, sus problemas con los juzgados y el fisco; y, las acusaciones de violencia, acoso sexual y demandas de paternidad; para muchos otros, Maradona es el ídolo que reivindicó la Cuba de Fidel, el opositor a los acuerdos de libre comercio y la política de Bush; y, sobre todo, el crítico de la FIFA y las dirigencias deportivas hasta el punto de promover, fundar y presidir el sindicato mundial de futbolistas.
El fútbol, también, es el campo de juego de las ideas, correlaciones de fuerza y visiones políticas. Así, el partido de Argentina versus Inglaterra, en el Mundial de México ‘86, es los goles de Maradona con la mano izquierda y la pierna zurda tras eludir a cinco jugadores ingleses; pero, asimismo, es la revancha gaucha luego de la tragedia bélica en las Islas Malvinas.
Ejemplos de fútbol, poder y política, también, fueron el Mundial del 38 y el campeonato de la Italia de Mussolini; el 4-2 de Perú sobre Austria en los Juegos Olímpicos de Berlín del 36 humillando a la raza aria y al propio Hitler; la URSS negándose a jugar el repechaje contra Chile para la clasificación al Mundial de Alemania ‘74 tras el golpe de Estado contra Allende; el 5-3 del FC Start ucraniano sobre el Flakelf alemán en Kiev durante la ocupación nazi; el Mundial del 78 y el campeonato de Argentina en plena dictadura militar; el 0-1 de la Alemania occidental ante la Alemania comunista en Hamburgo; o, Sócrates, Casagrande, el Corinthians y su movilización a favor de elecciones directas en Brasil en la década de los 80s.
Murió un crack y su partida nos recuerda que la historia, la vida, la muerte o el fútbol son el eterno juego de las ideas y el poder.