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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Punto de vista

Manabí y el liberalismo radical

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Más que una provincia, Manabí es una región histórica que surgió articulada por una economía de agroexportación, la cual lentamente se fue configurando, a partir del siglo XVIII. Ya en el siglo XIX, algunos manabitas eran agricultores y comerciantes prósperos, a la par que seguidores del ideario capitalista de Adam Smith y David Ricardo.

Uno de esos manabitas que creyeron en un proyecto liberal de perfil modernizador fue Eloy Alfaro Delgado, hijo de un comerciante español y una mestiza montecristense. En su juventud, Alfaro se dedicó al comercio y le asistió a su padre, convirtiéndose en próspero empresario de sombreros de paja toquilla.

Pero, por su carácter decidido y temprana vocación de servicio público, Alfaro organizó una protesta contra el gobernador de Manabí durante el gobierno de García Moreno, Francisco Salazar, a quien apresó. Era 1864, en las montañas de Manabí surgía quien habría de convertirse en el máximo líder del radicalismo liberal. Años después, en el contexto de las guerras civiles contra el dictador Veintimilla, acaudilló una nutrida milicia de montoneros montuvios, negros y mulatos que proclamó a Eloy Alfaro como Jefe Supremo de las provincias de Manabí y Esmeraldas.

Manabí era, en tiempos de Alfaro, una de las regiones más abandonadas del país. A excepción de los puertos de Manta y Bahía de Caráquez -que iniciaban una tímida apertura al mercado internacional con la exportación de sombreros de paja toquilla, tagua y cacao-, la vinculación de los poblados de Manabí con el resto del país era, apenas escasa.

No obstante, resulta interesante comprobar la existencia en Manabí de una pequeña burguesía compuesta por propietarios, profesionales, comerciantes y artesanos progresistas que se adhirieron a las ideas políticas de los liberales radicales. Al poco tiempo de organizar sus fuerzas para enfrentar al gobierno de Veintimilla, Alfaro contó con el apoyo incondicional de hacendados manabitas, cuyos peones engrosaron las filas montoneras.

Por otra parte, su anticlericalismo le granjeó simpatías con muchos cuadros intelectuales, no solo de Manabí, sino de todo el país. En Guayaquil, por ejemplo, un grupo de artistas plásticos (dibujantes, caricaturistas y litógrafos), dueños de los periódicos conocidos como “satíricos”, le prestó su apoyo para emprender una campaña de agitación, sin precedentes, en la historia ecuatoriana: entre 1884-1895, el surgimiento de una prensa de combate a favor de los radicales fue clave para lograr el apoyo de estos sectores medios. (O)

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