Punto de vista
Lyanco y Caio, defensores y artistas a la vez
Antes de cada sudamericano juvenil de fútbol, cazatalentos, periodistas, dirigentes e hinchas averiguan quiénes son las posibles figuras del torneo, los pichones de crack o los futuros talentos del fútbol sudamericano o mundial. Previamente al partido entre Ecuador y Brasil que se disputó en el Olímpico de Riobamba, muchos se alistaron para ver en concierto a Lucas Paquetá y a Bryan Cabezas, los llamados a liderar el ataque de sus respectivas selecciones, avalados por el número 10 en la espalda de cada uno. El joven futbolista brasileño del legendario Flamengo, por el que pasaron Zico, Romario y Bebeto, no encontró el mejor escenario para demostrar los dotes que le permiten ser figura del ‘Fla’ y que llaman la atención de los clubes europeos. La presión constante y el fútbol físico de los zagueros y volantes de marca de la ‘Mini-Tri’ anularon el talento de Paquetá, que mostró uno que otro destello cuando tuvo contacto con el balón. Un pase en profundidad ejecutado con su pie izquierdo para Richarlison, desde antes de la media cancha, fue una cuchillada que se introdujo entre los dos zagueros ‘tricolores’. La acción finalizó con el centro delantero brasileño Felipe Vizeu rematando frente a José Gabriel Cevallos, pero la pelota se fue por encima del arco.
Cabezas, integrante del Atalanta italiano, fue más participativo que Paquetá, pero lo suyo es correr y correr. El carrilero izquierdo, revelación de la Copa Libertadores de la edición 2016 con Independiente del Valle, intentó hacer daño a base de velocidad, pero los rivales lo anularon haciendo postas.
El DT Xavier Rodríguez, incluso, lo cambió de banda con Joao Rojas pero, si bien no dejó de entrar en juego frecuentemente, sus arremetidas no generaron profundidad ni peligro. Contó con dos ocasiones claras para anotar y se equivocó en la forma de golpear el balón.
La mejor expresión de fútbol salió de los botines del 4 y el 7 de Brasil. Lyanco, zaguero central por derecha, y Caio, cabeza de área, le dieron el trato más idóneo a la redonda sobre el césped del estadio riobambeño, donde la pelota rueda menos de lo que salta.
En Lyanco, la sub-20 de Brasil tuvo (tiene) a su primer armador de juego. Además de su rapidez y seguridad para bloquear los ataques ecuatorianos, el zaguero del Sao Paulo aportó al espectáculo con sus salidas con balón dominado desde su área y con lanzamientos largos y precisos, como el que envió, cruzado de derecha a izquierda, a Richarlison que pisaba el área, jugada que terminó en el único gol tras la habilitación del último a Vizeu.
El segundo eslabón de la cadena del armado ‘auriverde’ fue Caio, volante zurdo del Atlético de Madrid con quite y técnica depurada para darle claridad a la salida al equipo y distribuir la pelota con visión, como hace Busquets en el Barça. (I)