Los retos de 2019 para Sudamérica
Es muy audaz encapsular en una columna periodística los retos y desafíos de Sudamérica para el año que se inicia. Un cambio de año es apenas una convención dramatizada por fuegos pirotécnicos a lo largo del planeta en horas y días diferentes. Interesa, entonces, poner la mirada en las grandes corrientes cuya evolución, lenta o no tanto y ciertamente no divididas por una fecha arbitraria, podamos vislumbrar y hacerlo, además, sin el beneficio de una bola de cristal.
Salta a la vista, por ejemplo, que los dos países latinoamericanos más grandes en extensión y en población, así como en poderío económico, Brasil y México, inician gobiernos con propuestas que se presentan como las antípodas de un imaginario espectro ideológico. La mención de México en un artículo sobre Suramérica no es casual y enfatiza, más bien, una de las novedades de mayor trascendencia que puede presentarse en los próximos años. El giro a la derecha de Brasil seguramente traerá consigo la ausencia de su liderazgo sudamericano que por tantos años dimos por hecho (freno en 2005 a la ambiciosa propuesta norteamericana de una Área de Libre Comercio para las Américas, creciente protagonismo del Mercosur y creación de la Unasur).
Mientras que el giro a la izquierda de México puede conllevar, en contraste, un reencuentro de ese gran país, tan lejos de Dios y ahora también cada vez más lejos de los Estados Unidos, con América del Sur.
Son muy interesantes, en este contexto, las grandes expectativas que ha generado la Alianza del Pacífico, integrada por México. Colombia, Chile y Perú, que ya cuenta con 54 países observadores de Europa, Asia, América, África y Oceanía, de los cuales se encuentran negociando modalidades de adhesión Australia, Canadá, Costa Rica, Nueva Zelandia, Panamá y Singapur y al que el Ecuador manifestó, en julio del año pasado, su aspiración de incorporarse. ¿Se estará configurando un nuevo escenario para nuestra región, en el que logremos conjugar integración regional con apertura a la economía global? ¿Se constituirá México como una suerte de líder programático e intelectual del continente latinoamericano para esos propósitos?
No son estos, por cierto, los únicos retos y desafíos de América del Sur para el próximo futuro. Y, aunque debamos hacerlo en estilo telegráfico, conviene al menos mencionarlos. A) El más urgente y necesario: superar el sistema de corrupción institucionalizada que se instaló en casi todos nuestros países; B) Consolidar las ganancias de la última década en reducción de pobreza y la desigualdad social y continuar avanzando en ese camino; C) Resolver como colectivo de países la trágica crisis migratoria que afecta a nuestros hermanos venezolanos. (O)