En estos últimos tres días se ha revelado un dato nuevo: la enfermedad ya no crece en modo desmesurado, sino constante. Quiere decir que en vez de incrementar el número de contagiados de un día al otro, conserva más o menos la misma cantidad durante más tiempo. Según las autoridades sanitarias es posible pensar que la curva se estabilice y dé un respiro al sistema de salud de la región de la Lombardía, al norte de Italia.

Esta región es la más rica e importante del país. Tiene 9 millones de habitantes y su capital, Milán, es la ciudad más importante de Italia pero, sobre todo, la única en permanente desarrollo y abierta al futuro.

La razón principal es que la presencia del Estado es limitada porque los lombardos no piensan en el mediocre puestecito público; piensan en crecer y hacer negocios propios basados en el esfuerzo personal y en las competencias y capacidades en el estudio o el trabajo. El mérito produce riqueza, dicen orgullosos. Frente a este tremendo desastre increíblemente han sabido y podido enfrentar una nueva explosión de contagio  al mundo que no ha tenido otro país.

El porcentaje de contagio en China era de 56 personas por millón de habitantes al día. En Lombardía es de más de 200 por millón al día, casi 4 veces más que en el gigante asiático. Además la virulencia del covid-19 ha sido devastadora considerando que el 10% de los enfermos termina en terapia intensiva y la duración mínima de la evolución de la enfermedad es de 14 días. En una especie de boletín de guerra diario, el Gobierno se ha mostrado lejano y despreocupado como si la Lombardía fuera una región de otro país y no italiana. La mayor preocupación es asegurarse de que los lombardos en condiciones mínimas continúen trabajando y pagando impuestos. Así nos tenemos que arreglar solos, pero el pueblo lombardo es fuerte y orgulloso. Hace unos 10 días Italia declaró el cese de todas las actividades no esenciales e invitó a todo el mundo a quedarse en casa.  Hemos tenido  diferentes interpretaciones sobre esta invitación. ¿Y si no se cumple esto qué pasa? Si no se respeta esta especie de toque de queda se paga una multa alta (200 euros), se   abre una causa penal y se va a la cárcel. Si queremos salir a la calle necesitamos una autocertificación para ir a médicos o hacer compras. Por eso, todos nos quedamos en casa. (O)