No es desconocido que hoy gran parte de la conversación política pasa por redes sociales. Pese a que Facebook tiene 10 veces más usuarios o Instagram aglutina más gente, la política pasa por Twitter.

Esto lo explica Ernesto Calvo, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Maryland y autor de Anatomía Política de Twitter: “Facebook es una red privada. Tendríamos que pedir autorizaciones a individuos o usar las páginas públicas, pero las páginas públicas son un sesgo. En Twitter, la data está completa.” En esta campaña se aplicó el Interbarómetro en el Ecuador, una herramienta que en otros países de la Región funciona hace cinco años. Es un “sismógrafo” para medir la intensidad de la conversación política con big data. La información que logró capturar es muy interesante. El Grafo o mapa de la conversación muestra un espacio político polarizado en torno a Lenín Moreno y a Rafael Correa: la conversación en el Ecuador no es institucional, es personalista, caudillista. @MashiRafael comienza la campaña con un posicionamiento central y termina arrinconado. Sin embargo, sus redes son aún compactas y fuertes. @Lenin y la campaña por el SÍ terminan con un gran posicionamiento, pero también con un dibujo que muestra dispersión y muchos grupos e intereses, que difícilmente forman un grupo homogéneo de fuerzas para asegurar gobernabilidad desde el 5 de febrero. En la figura está la Vicepresidenta con fuerza en el centro, mientras se trazan dos puntas: la una hacia las redes tradicionales de PAIS y la segunda hacia movimientos sociales, muy heterogéneos. En la periferia están Guillermo Lasso, el alcalde de Cuenca, Marcelo Cabrera, y el Centro Democrático de Jimmy Jairala. Esta información nos alerta que hay  grandes retos de gobernabilidad para esta segunda fase del Gobierno. ¿Hay estrategias para afrontarlo? La situación es aún más compleja si se miran los atributos. En Correa se percibe un liderazgo aún fuerte, pero una enorme deshonestidad. En esa medición Lenín tiene atributos positivos, pero ninguno sobresale. Además, le endosan otras características que han repetido los correístas.  Los estrategas de la comunicación oficial deberían estar muy preocupados. Y no solo ellos, hay que construir la gobernabilidad para sustentar la democratización después de la década autoritaria de Correa. (O)