Punto de vista
La educación cambia hábitos consumistas
La apertura oficial del simposio organizado por la Unesco, conocido como la ‘Semana de Paz y Desarrollo Sostenible: el papel de la educación’, tuvo lugar ayer. El evento internacional concentró a más de 400 especialistas educativos del mundo, que abordaron la agenda educativa de la ONU para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el año 2030.
En este contexto internacional, la Universidad Nacional de Educación (UNAE) de Ecuador ha participado activamente en la propuesta de alternativas pedagógicas e innovaciones educativas para construir una cultura de paz y un desarrollo sostenible.
La educación y la formación humana son fundamentales para cambiar los hábitos consumistas de la humanidad, que depreda y explota la naturaleza como si fuese un ser inerte y carente de vida.
La gestión medioambiental y el desafío de alcanzar un desarrollo sostenible representan un problema de talante mundialista que requiere una visión intercultural de los complejos fenómenos políticos, económicos, culturales y educativos de nuestro tiempo. Por este motivo, es necesario repensar nuestro comportamiento socioeconómico y proponer alternativas a escala local, nacional, regional y global.
Al hablar sobre desarrollo sostenible se busca identificar los problemas medio ambientales que los humanos ejercemos en nuestro planeta, con el objetivo de proponer soluciones a corto, medio y largo plazo. Desde esta perspectiva, y viendo el calentamiento global provocado por los niveles actuales de CO2 que soporta nuestro hogar, es urgente una auténtica revolución ciudadana que transforme la matriz productiva a nivel planetario.
Evidentemente, la comprensión de la condición humana en el mundo requiere una ruptura con el pensamiento positivista de los siglos XIX y XX, que confunde el desarrollo social con el crecimiento económico. En este sentido, el evento internacional organizado por la Unesco ha servido de base y meta-punto de encuentro civilizatorio para crear otros mundos posibles en un horizonte futuro sostenible.
En los albores del tercer milenio, el desarrollo sostenible debe plantear y considerar las necesidades de la especie humana en relación con la naturaleza. Tal vez fuese una buena idea, estimados lectores y lectoras, comenzar a cambiar el imaginario colectivo vigente, comprendiendo que la actual sociedad-mundo no es un regalo de nuestros padres y madres, sino un préstamo de nuestros hijos e hijas. ¿Y qué pensarán las futuras generaciones si no hacemos todo lo que esté en nuestras manos para salvaguardarla creando alternativas de sustentabilidad? (O)