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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Punto de vista

La conspiración de la plebe contra la nobleza riobambeña en el año de 1763

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Según la documentación de insurrecciones en Chimborazo del 7 y 8 de marzo de 1763, en Semana Santa, se dice que fue de los indígenas; pero este documento ubicado en marzo de 2017 en Bogotá, en el Archivo General de la Nación, también habla de “la plebe”, o sea el pueblo llano, básicamente conformado por mestizos de clases depauperadas, que generó un movimiento de inconformidad en contra del sistema de castas. Según este documento, la sociedad colonial riobambeña se dividía socioestáticamente en las siguientes clases de superior a inferior: nobles, españoles, mestizos e indios. Los negros y mulatos quedaban al margen.

Los indios hicieron un movimiento que conmovió a la administración colonial. El presente enfoque tiene que ver con la llamada “plebe”. Término despectivo que emplea el relator del expediente, el señor general don Francisco de Vida y Roldán, sargento mayor de infantería, corregidor y justicia mayor de dicha villa y su jurisdicción de la Villa de Riobamba. En su informe a las autoridades superiores de la Audiencia dice: “Para que satisfaga a lo que resta en el reparo puesto es preciso  refiera a vuestra alteza el origen, progreso y fin de esta conspiración de la plebe contra la nobleza.

El origen fue de que varios caballeros menos prudentes y sin contemplar a la plebe blanca y mestiza como únicos soldados que teníamos contra los indios, se esmeraron en tratarlos mal de palabra y de manos cuando venían a hacer su guardia. Con esto ya se fue enconando la plebe contra estos caballeros, y acabó de alterarlos el que una noche que vinieron algunos que estaban de patrulla, entraron al cuartel de los caballeros, y en pie estuvieron viéndolos jugar a los naipes, pero hubo algunos nobles tan delicados y repletos de su nobleza que ni esto quisieron sufrir, y los arrojaron llamándolos perros mestizos.

De forma que los de la plebe recibieron su sonrojo, que me aseguraron se repitió a la mañana siguiente, y con los que ya habían recibido, se acabaron de exasperar, y este fue el origen de su alteración.- Esta duró 10 o 12 días sin ser entendida de la nobleza, y en todas otras tantas noches, se juntaban en parajes señalados, y otros andaban esparcidos para lograr su intento, que era el de luego que yo me recogiere, entrar al cuartel de los nobles e ir entresacando a algunos que a ellos, según su discurrir, les parecía no eran caballeros aunque estén en el ran (rol diríamos) de tales, y a estos decirles vengan vuesas mercedes con los mestizos, pues aquí no les corresponde estar”.

Hasta hoy en el léxico ofensivo se “cholea” humillándolos como cholos; o se “longuea” menospreciándolos como a indios. Esto equivale a “mesticearles”, que quería decir que no eran ni siquiera blancos puros, no eran siquiera españoles, peor nobles. El justicia mayor informa a Quito que puso espías para auscultar el movimiento de la plebe, gastando de su propia plata, explica.

“Desde la primera noche supe yo esta alteración por las espías que tenía para que me avisasen cualesquiera inquietud, y en que gasté bastante cantidad de plata durante el tiempo de las inquietudes de indios y blancos.

Y como entendí que aguardaban a que me acogiese para la execución dicha, porque no querían atropellar mi respecto cuando fuese a contenerlos, tuve la extraordinaria constancia de todas las 10 o 12 noches mantenerme vestido visitando los cuarteles, y parando algunos ratos en el principal. Y así me mantenía hasta llegar el día, pero faltándome ya las fuerzas, y considerando que en la primera noche que yo me recogiese sería inevitable el suceso, tomé la arriesgada resolución de entrarme a más de media noche y solo. Entré y hallé como 40 hombres más o menos todos armados, y eran los principales de la facción, porque los demás repartidos en otros parajes, aguardando el aviso de estos”.

Según el documento, a esta gente de la plebe se había reclutado para que cuidara los cuarteles de blancos y nobles, frente a la insurrección que mantenían los indios. Los soldados de la plebe tan solo eran soldados, dispuestos para realizar guardia, impagos, pero vilipendiados. “Aquí estamos señor los pobres mestizos”, dice que manifestaron al justicia mayor cuando tal funcionario fue a plantearles un diálogo en el que se enteró del desprecio que les daban los caballeros. (O)

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