La Comisión de Seguridad Fronteriza
Es una de las 20 mesas legislativas que existen en la Asamblea. Y una de las 7, entre ocasionales y especializadas, creadas para analizar y seguir casos específicos. La Comisión Especializada Ocasional de Seguridad Fronteriza nació durante el luto en el país por el secuestro y asesinato del equipo de El Comercio.
Tiene 19 integrantes, es la más grande de todas las mesas legislativas, y la mayoría de sus legisladores son de las provincias en la frontera norte y sur o cerca de ella: Sucumbíos, Morona Santiago, Esmeraldas, Manabí, Carchi, Imbabura y Loja. Además hay otros que se sumaron de Pichincha, Cotopaxi, Los Ríos y uno nacional.
Todos ellos son parte de una comisión permanente; otros también están en mesas legislativas ocasionales. Hay parlamentarios que pertenecen a tres comisiones al mismo tiempo. Por ejemplo, César Litardo, de Alianza PAIS (AP), está en Soberanía Alimentaria, en la de Consulta Popular y en la de Seguridad Fronteriza. Lo mismo ocurre con Fernando Burbano, independiente, que está en Desarrollo Económico, en la de Consulta Popular y en la de Seguridad Fronteriza. O Francisco Cadena, del Movimiento Conservador del Carchi, que es miembro de la de Gobiernos Autónomos, de la de Ley de Transporte Terrestre y la de Seguridad Fronteriza.
¿Una comisión tan grande puede funcionar bien? No, de hecho han tenido 11 sesiones, con quórum de 10 legisladores presentes. Otros no han asistido porque tenían reuniones en sus mesas legislativas permanentes u ocasionales. Incluso, dos asambleístas: Elíseo Azuero, independiente, y Roberta Zambrano, del Partido Social Cristiano-Madera de Guerrero (PSC-MG), ya desertaron de Seguridad Fronteriza. Azuero, de la provincia de Sucumbíos, explicó en su carta de renuncia al Consejo de Administración Legislativa (CAL) que la comisión conformada por 19 parlamentarios es un “número excesivo que ha dificultado la posibilidad de sesionar. Además, el tema que analiza esta comisión choca con el que lleva la Comisión de Relaciones Internacionales.
Un tercer elemento que conspira con el trabajo de esta mesa legislativa es que la presidencia a cargo de Juan Carlos Yar, de AP, tampoco tiene el timón bajo control y pierde el tiempo en decisiones de forma: dar la palabra cuando se trata de un punto de orden, por ejemplo. (O)