En estos días estamos asistiendo a una definición en lo que respecta la guerra contra el coronavirus en Italia y precisamente en el foco principal, es decir la Región de Lombardía. Las medidas restrictivas que sorprendieron al mundo porque parecía que el país entero estaba en cuarentena, no dan los resultados esperados. Hemos   pasado de la línea, aunque la táctica era sencilla: eliminar los presupuestos del contagio y eliminar el contagio mismo. La máxima autoridad de la Región, el gobernador Fontana, ha tomado dos decisiones muy difíciles, pero inevitables: Sacar el Ejército a las calles y cerrar totalmente la actividad económica que no tenga relación directa con la solución de la crisis. Las autoridades sabían que hay gente responsable y gente que no lo es. ¿Qué hacer con los que dicen que el virus es poco más que una gripe? Entre esas personas se encuentran muchos jóvenes, al 99% de los casos no les sucederá nada, aún si resultaran contagiados. El covid-19 tiene dos puntos  críticos: la terapia intensiva por 15 días y la muerte de los abuelos con otras enfermedades concurrentes. Hace tres días llegó a Milán una delegación china con médicos, personal,  material sanitario-  terapéutico y ventiladores pulmonares. Y ellos advirtieron que todavía hay mucha gente en la calles y casi nadie tiene  mascarillas de protección. Los representantes del Gobierno chino sentenciaron que es imposible bloquear un proceso de contagio vertiginoso, como el covid-19, sin la colaboración completa de los ciudadanos.  Por ello, las autoridades lombardas convocaron al Ejército, no carabineros,  se necesita el Ejército. No se conoce el número de militares y hay algunas incógnitas: ¿Podrán arrestar a personas? Y si es así, adónde las llevarán? ¿Habrá procesos penales? Las Fuerzas Armadas están entrenadas para tiempos de guerra y efectivamente las italianas se encuentran en Líbano y Afganistán. Vivimos un momento excepcional: es una guerra contra el covid-19 en tiempos de paz. La segunda cuestión importante es la actividad económica. Aún hay muchas fábricas y negocios comerciales abiertos. La Lombardía está pensando en cerrar toda actividad que no tenga relación directa con los servicios esenciales: alimenticio, farmacéutico, sanitario y de energía. Pero no podemos dejar de producir leche, huevos, queso, hortalizas. No podemos dejar de producir medicamentos, mascarillas y ventiladores. Las fuerzas militares necesitan actuar de manera urgente, porque en las demás regiones italianas existe poca disciplina y se teme que si el contagio se propaga hacia el sur las consecuencias serán terroríficas. (O)