El “fraude” como estrategia política
En tiempos de elecciones, la palabra fraude es una de las más llamativas jugadas de artificio, disparadas por estrategias políticas de candidaturas que se saben perdedoras antes de los comicios.
Sociedades que viven pisándose los cordones en democracias desvencijadas, son el terreno ideal para plantar falacias sobre un proceso electoral.
No importa si el fraude existe o no; la fórmula es infalible en tanto desvía la atención de la ciudadanía en general, pues se vuelve comidilla de la prensa sensacionalista y de los influenciadores amantes de fama virtual, en redes sociales saturadas de opiniones empujadas desde la ignorancia, el fanatismo, las lealtades, o la acción de troll centers.
La humareda levantada a veces también es usada para ocultar los esqueletos en el armario de ciertos políticos en campaña electoral, o los verdaderos intereses de grupos de presión.
El manejo del fraude como estrategia electoral se expande cuando el mayor aspiracional de los votantes, desde hace algunos años, es una “elección transparente”; aquella debería ser una característica connatural, más que un deseo-consuelo que dice mucho de la poca responsabilidad con que partidos políticos, movimientos, dirigentes, instituciones electorales y ciudadanos, han construido la democracia que los representa.
Negligencia o errores no son sinónimo de fraude pero comúnmente son tratados como si lo fueran, en reclamos que obedecen a una agenda política.
Los casos de fraude electoral debidamente comprobados, deben vacunar a las sociedades democráticas contra este virus, pero también contra la impunidad de quienes propagan esa idea, sabiendo que es mentira.
Una elección ideal es mucho más que la organización oportuna, eficiente y transparente de todo el proceso electoral y el conteo de los sufragios: ciudadanos bien informados, candidatos de calidad, reglas de juego equitativas, medios de comunicación independientes y veraces, ética política, respeto a las diferencias, son algunos de los factores indispensables. (O)
Gustavo Isch
Consultor político y docente de la U. Andina