Punto de vista
Europa, tambores de guerra
El fortalecimiento de separatismos y nacionalismos en Europa es grave. Desde Cataluña hasta Inglaterra el desgaste de la Unión Europea significa un retroceso en la construcción de espacios comunes de libre tránsito (personas no solo de capitales), acceso a derechos y políticas públicas, es decir conquistas aspiracionales de intereses ciudadanos.
El resurgimiento de los nacionalismos e incluso chauvinismos nos traen recuerdos que originaron las dos grandes guerras europeas y luego mundiales.
La responsabilidad de las guerras de expansión e invasión contra Irak, Libia, Siria no pueden seguir ocultándose, pero sí generan tremendas cortinas de humo sobre la conciencia democrática de los pueblos. El combate al terrorismo acuna y arropa lo peor de los sentimientos racistas contra todo aquello que venga de fuera. El reacomodo geopolítico hace tronar tambores, que los europeos deberían tener bien cerrados en los archivos de la historia. Hoy reaparece Sarkozy buscando liquidar el derecho a la ciudadanía por nacimiento en el territorio (ius solis). El descendiente de polacos que inició la destrucción de Libia hoy surge como la nueva derecha “moderada”.
En nuestra América la necesidad de la Patria Grande no hizo aún carne en las conciencias mayoritarias. El espacio de paz que logramos crear contra las dictaduras, fortaleciendo nuestras democracias se ve amenazado por el enemigo natural, la banca de codicia ilimitada, BCI, (petroleros, transnacionales alimenticias, mineros etc.. etc...) y por supuesto por la izquierda incompetente e incapaz de gobernar, que critica a todos y cada uno de los gobiernos de las nuevas democracias.
El espacio conquistado debe ser cuidado y debemos convertirnos en verdaderos artífices de la defensa de este mundo nuevo que estamos creando. Los noticieros europeos solamente hablan de guerra y terrorismo. Nosotros debemos de consolidar lo avanzado. Defender a Lula, a Néstor, Cristina, Dilma, Evo, Daniel, a Salvador, a Michelle y a Maduro no es firmar un cheque en blanco ni ponerse una camisa de fuerza, es confrontar a los opresores. Ponerse militantemente al lado de Rafael Correa, es defender al Gobierno que concretiza y posesiona nuevas opciones históricas.
Los dados hace tiempo se tiraron. La partida no es la mejor, pero es nuestra y debemos ganarla. Cuidado que ambiciones personales de dirigentes surgidos a última hora, nos hagan perder elecciones y den continuidad a la peor de nuestras tragedias, el retorno al dominio de la oscura noche neoliberal con su macabra danza de represión y tortura. Grave responsabilidad pende sobre nuestros hombros y sobre los de nuestros dirigentes. En febrero, en Ecuador entero, ganar para seguir construyendo, es la consigna. (O)