¿Está en juego la democracia en los Estados Unidos?
Resulta muy difícil comprender para muchos cómo en 2016, con más de 3 millones de votos populares a su favor, que Hillary Clinton terminara perdiendo las elecciones ante el actual inquilino de la Casa Blanca Donald Trump gracias al funcionamiento del sistema del colegio electoral, entender cómo los puertorriqueños que son considerados ciudadanos norteamericanos y pagan impuestos federales, no tienen derecho a votar en esta elección, o que el actual Presidente haya podido nominar a su deseo a tres jueces conservadores a la Corte Suprema de Justicia de manera vitalicia, y que sean estos mismos jueces quienes puedan decidir en caso de judicializarse esta contienda electoral.
Pues hoy este país acude nuevamente a las urnas en un ambiente de absoluta polarización y crispación social, paralizado por el mal manejo de la pandemia del covid-19 que ha contagiado ya a más de 9 millones y se ha tomado la vida de cerca de 250.000 personas.
La democracia más boyante del mundo tiene como reto demostrar que sus instituciones pueden efectivamente sobrepasar a las personas, tarea no menor cuando se tiene a un Presidente en funciones que se rehusó a comprometer con una transición pacífica del poder en caso de una derrota, que se encargó de exacerbar el sentimiento racista de grupos supremacistas blancos, de no condenar los abusos policiales en contra de los afroamericanos, irascible agnóstico del cambio climático, se vanaglorió por no pagar impuestos reconociendo su inteligencia al saber cómo jugarle al sistema, impuso al nepotismo como norma con sus hijos y yerno en puestos clave en el gobierno, mientras afloraron sus escándalos de infidelidades con pagos que intentaron comprar el silencio a estrellas del cine pornográfico. Llegó al extremo de desconocer a la ciencia y politizó como absurda vendetta el no uso de una mascarilla para combatir a la pandemia. Finalmente hoy, abiertamente señaló sin ninguna prueba que se producirá un fraude electoral si se vota a través del correo, método que se cree será más utilizado por los votantes demócratas.
Afortunadamente todos estos actos han hechos que los ciudadanos se hayan movilizados en números sin precedentes para acudir y votar, esto importa mucho al ser el voto facultativo y si el resultado terminara siendo muy ajustado, existe un riesgo muy real de violencia en las calles, sabiendo además que es probable que no sepamos el resultado el día mismo de las elecciones y que el conteo final pueda durar varios días adicionales.
Lo cierto es que esta votación le importa además al mundo entero porque están en juego dos visiones antagónicas de cómo convivir en este planeta, la primera que sostiene que el mundo no es de quienes creen en la globalización sino de los patriotas nacionalistas; y una segunda visión que cree en el multilateralismo, en el respeto a la ley y en la tolerancia a la divergencia de opinión. Parece fácil, pero resultó no serlo. (O)