Rojo por la vida, por la sangre, sí, por la sangre de Marsha P. Jhonson y todos los mártires de Stonewall, por los triángulos rosa y la sangre derramada en los campos de concentración nazi, en los gulags, en la cárcel de la cabaña, en abanicos, y en todos los lugares del mundo donde ser homosexual sigue representando peligro de muerte.

Naranja por la sanidad, por la de quienes en el pasado vieron, entre el miedo y estupor morir a padres, hijos, amantes y hermanos por la epidemia del VIH/ SIDA; por la presente, para que aprendamos a vivir en una sociedad sana, donde el respeto entre hermanos, y el  reconocimiento ante la ley de todos como iguales deje de ser una quimera.

Amarillo por la luz de almas infinitas que han dado brillo a la humanidad, sin quienes el mundo sería menos mundo: Por la de Turing, García Lorca, Wilde, Tchaikovsky, por la de Rimbaud y Baudelaire, por la tuya y la mía.

Verde por la naturalidad, por ser tan naturales como reales, porque tan bellas creaciones podrán ser coincidencia, pero no somos un error.

Azul por la serenidad de llegar a casa y quitarse los zapatos, levantarse con un beso y olor a café por las mañanas, serenidad por abrazar a la familia, a nuestra familia, serenidad para la mía, la tuya y para TODAS las familias.

Violeta por el espíritu optimista, creativo, alegre y solidario que nos une, que nos hace querer gritar fuerte que amamos ser quien somos, que estamos orgullosos de serlo, y que si pudiéramos elegir, también elegiríamos serlo.

Cuando alguien te pregunte por qué un día del orgullo LGBTI, cuéntale que nosotros tenemos una historia propia que merece ser conmemorada.

Cuando alguien te pregunte por qué somos tan raros y extravagantes, explícale con amor, con paciencia, que tantos colores no entran en una caja, ni en un armario, ni en mil armarios.

Celebramos porque alegría es lo que somos, porque sabemos hacerlo mejor que nadie, celebramos porque estamos llenos de vida y orgullo.

¡Feliz día del orgullo LGBTI! (O)