Electores o devotos
En las elecciones generales de Ecuador, votar por quien ‘hizo algo diferente en la campaña electoral’, por ‘quien me sacó una sonrisa en redes sociales’, por quien se ve ‘más guapo/guapa’ en la papeleta electoral o ‘me dio un regalo’ cuando visitó mi barrio, será muy peligroso.
Un Presidente o Asambleísta debe estar preparado para gobernar y legislar; para dar soluciones a los principales problemas del país. No para entretenernos, alegrarnos la vista o brindarnos buenos ‘stand ups’ políticos.
La situación del Ecuador demanda autoridades que sepan cómo gestionar la crisis económica. El Gobierno saliente ha sorteado hasta ahora sus compromisos financieros con préstamos. Igual que cuando se usa los avances de la tarjeta de crédito para sobrevivir cada fin de mes.
El siguiente régimen será el que deba dar la cara por esos compromisos adquiridos y, además, asumirá los retos que demanda la recuperación paulatina de una economía golpeada por la pandemia, el mal manejo económico y la corrupción.
Por eso, los comicios de este 7 de febrero de 2021 serán trascendentales en la vida de todos los ecuatorianos y no se resolverán anulando el voto, votando en blanco o dejando que otros decidan por nosotros. Cerrando los ojos, la realidad no desaparece.
Los ecuatorianos tenemos la obligación de votar y, además, preguntarnos antes: ¿quién tiene la capacidad necesaria para gobernar un país en crisis? Cada uno tendrá que decidirlo de forma responsable. En base a la revisión de los planes de trabajo presentados por los candidatos, su experiencia, preparación, equipo que lo acompaña, orientación política, modelo económico, etc.
Lo que no podemos permitirnos es ir a las urnas pensando que vamos al estadio de fútbol o a una iglesia; motivados por un fanatismo, la fe, una tradición familiar o un simple acto de afecto o desafecto.
Si queremos que las siguientes elecciones realmente sean una oportunidad para mantenernos a flote y pensar en un mejor futuro, necesitamos más electores comprometidos con la razón y menos devotos y fanáticos armados de fe ciega.