EI fútbol es apasionante por cosas como las del miércoles, ya que no hay forma de describir lo que puede sentir un jugador como el argentino Damián Díaz, una de las banderas de Barcelona Sporting Club, que hace el tanto de la victoria en un Clásico del Astillero ante Emelec.

Permítanme quedarme con el vaso lleno. Más que nunca, queda a criterio de cada uno la conclusión de este nuevo Clásico.

Vamos a empezar por Damián Díaz. Se lució como el jugador trascendente, que lo fue toda su vida en Barcelona. Con una gran personalidad para ponerse al frente de la tropa, alcanzó el tope de ese rol nada menos que en el estadio George Capwell, lleno con más de 30.000 hinchas azules.

Venía mostrando su influencia, y el miércoles pasado confirmó en el escenario deportivo en que deben aparecer los grandes jugadores. Fue inteligente, administrador de momentos y entendió el encuentro. Si tu mejor jugador hace un partido inteligente, el equipo podrá obtener un buen resultado.

Emelec, con todas las dificultades que viene arrastrando, con las limitaciones tantas veces señaladas, no pudo plantar un equipo fuerte ante un rival que venía mejor, más entonado, y que también supo hacer frente a un público enardecido que le gritó siempre en contra.

Por momentos sufrió y apareció ese plus, ese carácter que distingue este maravilloso ciclo del director técnico uruguayo Guillermo Almada.

La solidez de Máximo Banguera y los centrales (Darío Aimar y Ánderson Ordóñez) y la lucidez de Gabriel Marques y Oswaldo Minda, lo aguerrido de Tito Valencia y Pedro Pablo Velasco y el ímpetu de Jonathan Álvez, Marcos Caicedo y Ely Esterilla, fueron otros de los puntos principales para que la tropa de Guillermo Almada juegue en la ‘Caldera del Sur’ como si tuviese en su propia casa. Con muchísima personalidad y compromiso.

Barcelona, de esta manera, amplía a 10 duelos invictos, en los cuales tiene nueve victorias y un empate. En Clásicos del Astillero jugados en el estadio Capwell, Barcelona no ha perdido con Damián Díaz en el terreno de juego.

Ahora viene lo más difícil, y también lo más lindo. El equipo dio un gran paso hacia adelante, dijo presente en la cancha de su principal rival, pero ahora vienen ocho finales, incluido un duelo con Emelec mismo (en el Monumental).

Había que dar una respuesta, y Barcelona la mostró. Había que decir presente, y Barcelona lo dijo con todas las letras. (O)