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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El Estado debe protegerlos

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Una de las cosas fundamentales en el tema de la trata de personas es que es una grave violación a los derechos humanos, ya que afecta a todos los elementos propios de la dignidad, se convierte al ser humano en mercancía, en objeto que se compra y se vende. Eso implica para quienes son víctimas graves consecuencias.

De un estudio que hicimos en el año 2013, se ha definido que las consecuencias de quienes son víctimas de trata de blancas son similares a las de una persona que vivió la tortura. De tal manera que cuando  hablamos de trata no es, por decir lo menos, un problema ausente, no es aislado en el país ni es un problema que no existe como lamentablemente en ocasiones se pretende ver.

La trata de personas afecta de manera especial a la población que está en mayor riesgo, en situación de vulnerabilidad y son niños, niñas y adolescentes, personas con discapacidad, mujeres, grupos pertenecientes a comunidades indígenas, nacionalidades, a pueblos, a personas en situación de movilidad humana, refugiados, migrantes, etc.

Es decir, la trata es un fenómeno que se aprovecha de aquellas condiciones de mayor exclusión histórica, de tal manera que atender a la trata de personas no implica simplemente atender a la víctima individual, sino generar una política pública.

Se debe promover la prevención del fenómeno, la protección, pero no la protección a quienes solamente ya han sido víctimas, sino la protección a todos estos grupos vulnerables, niños, niñas, adolescentes. Crear contextos, crear escenarios que permitan efectivamente la protección a toda la población inmersa en situación de vulnerabilidad.

Sin embargo, sin lugar a dudas, niños, niñas y adolescentes requieren de una protección especial, de atención prioritaria, en donde el Estado tiene la responsabilidad de hacer sus  máximos esfuerzos y entregar la mayor atención, los mejores recursos para esta población, para que nosotros no entreguemos una protección momentánea, asistencialista, sino basada en un enfoque efectivo de derechos humanos.

Dicho así, la trata de personas tiene que dejar de ser vista como un delito y solamente como un fenómeno que está originado y ejecutado por redes criminales.

Sin lugar a dudas existen delincuentes que aprovechan y explotan a los niños, niñas y adolescentes.

En el caso de las mujeres, se ven abocados a ser captadas fácilmente por redes de tratantes porque no existen condiciones laborales óptimas, porque existe precarización laboral, porque no existe acceso a la salud, a la  educación.

Si bien es cierto hay que reconocer el esfuerzo que ha hecho el Estado en materia de política pública de inclusión educativa, de inclusión social, de inclusión de salud, creo que aún  hace falta mucho más. (O)

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