Páramo. Frío. Soledad. Cuando pregunto a Roger Ycaza (Ambato, 1977) por qué decidió nombrar Frailejones a su nuevo proyecto musical, me cuenta que lo hizo justamente por esto: Los Andes. La planta es un personaje, asemeja un fraile reflexionando y de allí viene su nombre.

Roger se ha mantenido en la escena artística durante un cuarto de siglo, y no solo por sus propuestas musicales como Mamá Vudú y Mundos, sino por su faceta de galardonado ilustrador de cuentos y novelas infantiles y juveniles. Sabe contar historias y lo hace desde su imaginación, su cotidianidad, sus afectos, incertidumbre y camaleónica manera de reinventarse. Así lo afirma en su canción “Cambio de Piel”: “mutación… cambio eterno…”

Frailejones irrumpió en la escena local de 2017 como un proyecto íntimo que inició con Andrés Caicedo (Guardarraya, Mundos) en la batería, y el propio Ycaza en la guitarra y voz. Actualmente han incorporado al reconocido músico Álex Alvear (Promesas Temporales, Mango Blue, Wañukta Tónic, entre otros) para el bajo y segunda voz, lo cual crea un trío singular y explosivo. Todo con toque conceptual.

Con claras influencias de Café Tacvba y R.E.M., Frailejones muestra una mixtura lírica y musical, que va desde la calma hacia la rabia, desde la locura hasta la cordura, pasando por momentos en los que se repiten frases, como mantras que fueron claves como un proceso de sanación.

Esta banda susurra al oído pequeñas frases que, como salvavidas, nos regresan a los momentos en los que fuimos felices, al pasado que se ha esfumado, al presente que nos invita a reinventarnos. Nosotros, como simples espectadores del paisaje, respiramos el aire puro, inhalamos la nostalgia y exhalamos esto que ahora somos, certezas agujereadas, cuerpos magullados por el paso del tiempo, un cúmulo de historias con múltiples finales.

El trío ya ha dado algunos conciertos en Ambato, Quito y Montevideo (en la 41ª Feria Internacional del Libro de esa ciudad). Se toman su tiempo para crecer, van mudando de piel, encontrando nuevos caminos para contarnos sus historias y enseñarnos otros universos posibles, otros finales inventados. Acaso autorretratos. (I)