Para las personas que emprenden es importante que estén bien con sus familias y conozcan sus derechos, pues aquello también influye en el desarrollo de los negocios. De nada sirve una buena vendedora si los problemas le impiden progresar.

En los proyectos productivos que impulsamos desde el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) se las capacita en varias áreas para que salgan adelante con sus propuestas.

Ellas aprenden educación financiera, organización del emprendimiento, convivencia familiar, salud, nutrición y otros temas que son importantes.

Las personas que tratan de iniciar un pequeño negocio con el apoyo del MIES se inclinan más por la venta de ropa, bazares y tiendas, corte y confección y preparación de alimentos (desde locales y en casa), peluquería y otros.

La enseñanza de marketing es indispensable, en las capacitaciones que damos, porque un emprendedor no tiene el capital como el empresario, por lo que hace de todo: cocinar, publicar, promocionar. Para vender es necesario saber esa materia.

Como coordinadora de la Unidad de Inclusión Económica hemos trabajado con las universidades para que las emprendedoras desarrollen un logo. 

La participación de ellas en las ferias es fundamental en lo que respecta a la comercialización. Lo bonito, aparte de que vendan, es que promocionen sus productos. 

Ellas tienen tarjetas de presentación que ayudan a la posferia. A veces los clientes no tienen el dinero en ese momento, pero si les gusta lo que hicieron seguro van a regresar o las buscan.

Asimismo, se usan las redes sociales para promover lo que hacen. Muchas de las que capacitamos las poseen. De lo contrario es difícil vender.

Hoy pueden acceder a los créditos de desarrollo humano las personas que cobran el bono y presentan ciertas condiciones. (O)