Diversidad migrante
Dejar atrás tu país representa un impacto cultural, económico y social inmenso. Las costumbres, planes, sueños, familia y amistades son mucho más que un cambio de prenda de vestir.
Cuando migramos soltamos todo lo que conocíamos para lanzarnos al vacío sin paracaídas, más aún cuando pertenecemos a ese grupo poblacional que para algunos representa una “minoría”.
Ser una persona LGBTI significa más que unas siglas, es ser parte de la representación más grande de la diversidad, un grupo rico en expresiones que reiteradamente es discriminado y si a esa discriminación le sumamos la xenofobia (a la que nos vemos expuestas las personas migrantes), puede tomarse como una vida cuesta arriba e imposible de llevar.
Sin embargo, más allá de las dificultades sociales a las que nos enfrentamos las comunidades de la diversidad sexual y migrantes, es importante analizar las motivaciones por las cuales dejamos nuestro país. Por ejemplo, dejar atrás una sociedad machista, con posturas LGBTI-fóbicas, que de manera histórica buscan invisibilizarnos y con Gobiernos que a vox populi expresan su rechazo a nuestras poblaciones, disfrazadas en rojo y falsa revolución.
Actualmente en Ecuador confluimos personas de distintas nacionalidades, en su mayoría venezolanas, quienes salimos buscando mejores oportunidades, no lo hacemos esperando discriminación y puertas cerradas de manera permanente, lo hacemos en busca de seguridad, progreso, tranquilidad y salud.
Entonces, ¿Qué representa la migración para la comunidad sexo-diversa?, podríamos extendernos muchas páginas para explicar esto, pero de forma simple podemos decir que durante el camino que recorremos, llevamos el peso de aquel clóset que tal vez hubiéramos querido dejar en nuestro país.
Llegamos a una nueva comunidad, costumbres diferentes, un nuevo entorno en el que debemos adaptarnos a diario. Cada persona nueva que conocemos, cada grupo social al que ingresamos, cada compañero de trabajo representa un clóset que rompemos para dejar atrás la carga sobre nuestros hombros y aligerar el peso que representa extrañar cada espacio dejado.
Cada día lejos de casa es una nueva oportunidad para con cada color brillar, encontrar las motivaciones necesarias para alcanzar nuestros sueños y dejar el nombre de nuestros países en alto. (O)
Oswaldo Landa V.
Vicepresidente de la Fundación Haciendo Panas.