Diversidad biológica, áreas protegidas y pueblos indígenas
El 22 de mayo se conmemoró el Día Internacional de la Diversidad Biológica, en el que se recuerda que el futuro de la humanidad depende del uso de la gran variedad de vida en el planeta. La protección y restauración de los ecosistemas y el acceso razonable y proporcional a los servicios ecosistémicos son necesarios para erradicar el hambre y la pobreza extrema según el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterrés.
Las Naciones Unidas nos recuerdan que el 70% de los pobres del mundo viven en zonas rurales y dependen de la biodiversidad, sin embargo, el consumo insostenible de los recursos por parte de grandes empresas sigue y excede la capacidad biológica de la Tierra en un 20%.
En Ecuador se han declarado como áreas naturales protegidas a 48 zonas entre parques nacionales, refugios de vida silvestre, reservas de producción de fauna, áreas nacionales de recreación, y, reservas marinas; estas gozan de un tratamiento especial puesto que la Constitución prohíbe realizar actividades extractivas, con una sola excepción, cuando el Presidente de la República solicita autorización a la Asamblea Nacional, lo que ocurrió en el 2013, en el caso del Parque Nacional Yasuní, pese a ello es una zona en conflicto latente.
La Constitución y otras normas prevén el derecho de los pueblos indígenas, afro descendientes y montuvios que habitan las áreas protegidas a participar en su gestión, lo que incluye: el uso, usufructo, administración y conservación de los recursos naturales renovables en concordancia con los programas de Gobierno en el marco del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.
En noviembre de 2018 se conmemorarán 25 años de la firma del Convenio sobre Diversidad Biológica, cuyos objetivos están dirigidos a la conservación, la utilización sostenible de la biodiversidad y la distribución equitativa de los beneficios derivados de ella; por lo que, la responsabilidad individual y social, más el cumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado, nos permitirá contribuir con las generaciones futuras a un fin no solo noble, sino necesario. (I)