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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Opinión

El dilema del Brexit

Londres- Gran Bretaña quedó a un paso de abandonar la Unión Europea (UE) e iniciar una de las transformaciones más profundas y dramáticas desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), que podría llevar a la independencia de Escocia y sumir al país en una grave crisis económica, política y constitucional.

La apabullante victoria electoral del conservador Boris Johnson en los comicios generales del 12 de diciembre, en los que el mandatario “Tory” obtuvo 365 bancas en el Parlamento, frente a 202 del opositor Partido Laborista, dejó en clara evidencia que no hay apetito para un segundo referéndum por el Brexit. Por el contrario, el electorado británico demostró que quiere el fin de un “impasse” político y constitucional que lleva más de tres años y medio sin resolverse.

Pero a pesar de haberle dado un rotundo mandato a Johnson, la pesadilla del Brexit recién empieza. El próximo 10 de enero la ley de salida de la UE deberá volver al Parlamento, donde todo indica será aprobada tanto por los diputados como por los lores. De ese modo, Gran Bretaña abandonará el bloque comunitario en la medianoche del 31 de enero.

Bajo esa ley, el Parlamento perderá todo derecho a debatir el acuerdo de libre comercio entre el país y la UE. Tampoco tendrá derecho a votar sobre los detalles finales de ese acuerdo. Y bajo la ley de reforma constitucional y gobernabilidad, Johnson podría incluso acordar un tratado con la UE en privado, con solo un día de debates en el Parlamento y sin votación alguna para vetarlo.

Es decir el país se encamina cada vez más a un “Brexit duro” a la medida de Johnson, en el que Gran Bretaña quede fuera del mercado único y de la unión aduanera de la UE. Sin un acuerdo comercial entre Reino Unido y la UE, el intercambio comercial estará coordinado bajo los términos de la OMC e implicará que los productos británicos que se vendan en Europa estarán sujetos a impuestos como los de cualquier otro país.

Cualquiera sea el camino que elija Johnson, el primer ministro no podrá cumplir con todas las promesas sobre el Brexit que hizo durante la campaña electoral, incluyendo en áreas de pesca, agricultura, finanzas y sobre el futuro de Irlanda del Norte. Además, enfrentará el fantasma de la independencia de Escocia, donde la nacionalista Nicola Sturgeon reclama un segundo referéndum independentista tras la apabullante victoria de su Partido Nacionalista Escocés en las urnas.

La opción del “Brexit suave”, con mayor alineamiento al mercado común y la unión aduanera y regido por regulaciones de la UE, será la menos traumática para el país, pero Johnson parece resuelto a seguir con sus políticas populistas y ultra-nacionalistas.

Si el opositor Laborismo planea tener algún tipo de injerencia en esas negociaciones, deberá buscar rápido un nuevo líder que reemplace el saliente Jeremy Corbyn, probablemente un jefe partidario más moderado y de centro-izquierda.

Las próximas semanas y meses serán claves para el futuro de Reino Unido. El Brexit es ahora una realidad con consecuencias sin precedentes e irreversibles. Johnson y su gobierno serán los únicos responsables en caso de una debacle económica, política y constitucional que ellos mismos generaron. (O)

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