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Ecuador, 25 de Noviembre de 2024
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El Telégrafo
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Dialéctica del parasitismo

Hablemos de la dialéctica del parasitismo tomando el mito del esclavo y del amo planteado por G.W.F. Hegel. Para este la relación de dos entidades se construye a partir de la asimetría: el dominado, a sabiendas de que el amo no lo reconoce como semejante, hace lo imposible para revertir esta situación, concientizándose como esclavo. Esta dialéctica es la misma del parásito. A la final el dominante requiere que se le sirva y el proceso de sometimiento del dominado es hacerle creer que es parte de sus necesidades. La dialéctica implica siempre una tensión entre amo-esclavo, entre parasitador-parásito: si uno se extingue el otro dejará de existir.

La película coreana Parásitos (2019) de Bong Joon-ho representa tal dialéctica. En esta una familia poco a poco penetra a otra. El proceso de sometimiento de una es correlativa al estatus de dominante de la familia que necesita de sirvientes para sus quehaceres. Lo que se muestra es la construcción de un tejido de relaciones donde coexisten dos socialidades: la empobrecida, frente a la propietaria de los medios de producción.

La representación de lo urbano y de las casas es la expresión de tal coexistencia “armónica”. Por un lado, está el abigarrado hábitat de la pobreza frente al barrio ordenado de quien tiene la riqueza material. Una intensa lluvia devela la fragilidad del modo de vivir de quienes lo pierden todo, en tanto que para los dominantes es una bendición que lava los desechos que ellos tratan de ocultar.

De pronto, descubrimos que la dialéctica parasitaria está en que los pobres se figuran como cucarachas que ocupan los intersticios de las amplias zonas de comodidad de los ricos. Pero la pregunta que uno se hace es, cuando ve todas las relaciones, cuando nota que la necesidad de servidumbre es vital, quién es realmente la cucaracha, el parásito.

Bong Joon-ho desnuda la dialéctica hegeliana: el amo-esclavo es equivalente. El uno aborrece el olor del pobre, pero ansía el calzón barato para excitarse; el otro desea lo que al primero ya no le sirve, pero desprecia a ese empresario que vive de banalidades y apariencias. Parásitos, de este modo, va de la caricatura a la violencia de las relaciones humanas donde se lucha para ser reconocido. (O)   

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