Los desafíos: productividad y competitividad
En el Ministerio de Finanzas hay la voluntad de cambiar la política fiscal, pero las condiciones macroeconómicas y políticas frenan ese deseo.
El nivel de endeudamiento de la economía muestra que se está viviendo al filo, por lo que es necesario cambiar la política fiscal para que nuestros ingresos permitan cumplir con la mayor cantidad de egresos, caso contrario, seguiremos endeudados.
En la proforma 2019 es muy pequeño el cambio, ya que no vemos que los ingresos superen los gastos. Además, somos testigos de las nuevas líneas de crédito con organismos y acreedores internacionales y eso no disminuye el endeudamiento.
Para modificar esta tendencia hay que reducir el gasto. ¿Cómo? En sueldos. A ese rubro se destinan alrededor de $ 9.000 millones. Ese es un nudo crítico para el Gobierno. No se debería cortar el gasto en los sectores menos favorecidos o en el empleado que gana $ 1.000, sino a las jerarquías medias y altas en donde se concentra por lo menos el 60% de la masa salarial.
Me preocupa también que algunos cambios anunciados, como la eliminación de subsidios, no sean totalmente viables por su costo político. Sin embargo, se podrían focalizar algunos como el de la subvención al GLP que llega a gente que sí puede pagar el precio real.
Hay que formular una política para el mediano y largo plazo. Veamos a Europa en donde las políticas son de Estado y no de gobierno. Por ejemplo, no pensemos que la explotación del Yasuní nos traerá recursos para hoy, pensemos que eso puede ser una reserva muy grande para las generaciones futuras.
Como positivos veo los diálogos con China y con los multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Otra cosa muy importante es la voluntad de Ecuador para ingresar a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
A las proyecciones del crecimiento del 1,43% para 2019 las miro sobreestimadas. Con el ritmo de los últimos años, veo difícil la recuperación del PIB nominal de $ 104.000 millones a $ 113.000 millones.
Más allá de esas estimaciones, pienso que hay que atacar dos temas importantes: productividad (producir más con lo que tenemos) y competitividad (posicionamiento en el mercado local y extranjero). Eso tienen que hacerlo las empresas dentro de un marco flexible y estable.
A pesar de que la Ley de Fomento Productivo otorga una serie de incentivos, aún no se ve una respuesta adecuada del sector empresarial. Hay que hacer un seguimiento y un compromiso para que las empresas aporten con empleo e inversión. (O)