Abrumadora crítica y escasa propuesta
En este tiempo, a cada persona le toca experimentar y construir su historia.
Se muestran perplejos ante lo que ocurre, pues intempestivamente se ha perdido libertad y algunos espacios, varios están en casa, otros han salido a trabajar, muchos luchan por su salud, mientras ciertos insolentes aprovechan la oportunidad y, agazapados en las redes sociales, censuran, acechan odio y acometen sin estupor.
Se escucha y se lee cada sandez, convertida en meme, noticia falsa, que nos arrebata la aparente tranquilidad en el aislamiento.
Existe una avalancha informativa generada por los mass media. La internet y la transformación digital están prácticamente unidas, ambas han marcado tendencia y un punto de inflexión que Marshall McLuhan califica con dos contradictorios términos “aldea global”, y explica cómo los medios en tiempo real logran que las personas puedan enterarse de lo que ocurre en cualquier lugar del mundo, modificando el comportamiento en su esencia.
Dentro de lo complejo que es el coronavirus, existen cifras más allá de los casos confirmados; los pacientes en aislamiento, las instituciones relacionadas con la emergencia, los traslados humanitarios, los protocolos.
Hay tanto que decir que el enfoque está centralizado en la crítica destructiva, sin propuesta ni alternativa.
Al respecto, Viktor Frankl señala: “Es muy fácil para el que no ha estado nunca en un campo de concentración hacerse una idea equivocada de la vida en él […]”.
¿Por qué no plantear estrategias para frenar la propagación vertiginosa e impacto devastador de la pandemia?
Destacar la inspiradora labor de los trabajadores sanitarios, Policía, ECU-911 en la articulación de emergencias; de los que no tuvieron opción, sino la de servir en la primera línea de batalla.
Cómo no reconocer el aporte de la mayoría de ecuatorianos al quedarse en casa, de quienes sobreviven con un negocio y el empeño de algunas autoridades por implementar medidas para salvar vidas.
Consecuencias que deben servir para reflexionar y destacar lo positivo, a no compartir noticias negativas, mostrar otras realidades que edifiquen.
Mi hermano sacerdote decía: “Tengamos esperanza, mientras tú abres los ojos, alguna persona está dando su último suspiro”. Sé agradecido con la vida y no la desperdicies, que “de esta salimos juntos”. (O)