La coyuntura no cambia nada en el país vecino
El quid del asunto es que lo que acontenció este domingo no cambia las circunstancias de la crisis política venezolana, pues básicamente los actores políticos siguen acusándose mutuamente de acciones inconstitucionales.
El enfrentamiento persiste y el cuestionamiento de varios países sobre la legalidad del gobierno venezolano de Nicolás Maduro tampoco se altera.
Entonces, independientemente de quién sea el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela la crisis continúa y no se va a resolver mientras las partes no cedan, tanto internamente como a nivel internacional.
Lo que hemos visto desde la muerte del expresidente Hugo Chávez hasta este momento es básicamente la ilustración de que no se puede resolverse la situación en Venezuela con la intransigencia, ya que no es posible hallar una solución con un acatamiento absoluto de las partes que están en confrontación.
Y puesto que el problema también es internacional, los actores externos deben tener en cuenta que esta es una situación en la cual todos tienen que ceder y asumir el hecho de la situación no puede resolverse desde lógicas de presión, que van desde las sanciones económicas hasta la intervención.
El gobierno de Nicolás Maduro continúa asediado desde adentro y desde afuera, pero el aislamiento político no ha resuelto la crisis y, por otro lado, su intransigencia tampoco ha contribuido para solventar la situación.
Ante esto, Juan Guaidó sigue siendo un personaje importante de la política venezolana, pero su vigencia en este escenario político va a depender del respaldo de las fuerzas de la oposición y del apoyo de la comunidad internacional del que gozó el año pasado.
La oposición persiste en extrema dificultad dada la naturaleza del régimen y de la política venezolana. (O)
Adrián Bonilla
Analista político