Covid, acceso a internet, derechos humanos
La pandemia ha evidenciado que la alfabetización digital, el acceso a internet y el manejo de tecnologías son actividades básicas para el ejercicio de varios derechos humanos, como el acceso a la justicia, la educación, el trabajo y el ocio, inclusive.
Durante los dos meses que se ha mantenido la cuarentena por covid-19, el Internet y varios servicios digitales han sido fundamentales para permitir que muchas actividades puedan seguirse desarrollando, incluyendo teletrabajo, clases virtuales, y el intercambio de varios bienes y servicios que, aunque de manera limitada, han aportado a sostener pequeños negocios y emprendimientos.
Además, han ayudado a generar fuentes de empleo, que sin perjuicio de que en ciertos casos no son óptimas, al menos permiten a muchas personas – que de lo contrario estarían desempleadas- generar ingresos y sentirse útiles.
En este sentido, es fundamental reconocer que el acceso a Internet y la educación digital son derechos autónomos, y que no deben ser tratados como servicios suntuarios. Especialmente durante la pandemia, una persona que no tiene acceso a Internet verá seriamente menoscabados varios de sus derechos.
Esto exige repensar los servicios de provisión de internet, de cara a que sean accesibles para todos. Ello, no solo supone que los precios por este servicio sean razonables y atiendan al interés público del mismo, sino que se asegure, entre Estado y operadoras, ampliar la conectividad a zonas donde hasta ahora es imposible acceder a una adecuada conexión.
La universalización de internet, será ciertamente, el derecho por el que tendremos que abogar en los meses y años que vienen.
Pero además, es necesario asumir como país la importancia de tener una población educada digitalmente. Se conoce, que a 2019 los índices de analfabetismo digital son entre 9-12% en la población ecuatoriana.
En este sentido, es necesario también re-pensar la educación, de cara a que inculque destrezas y capacidades digitales que servirán a las personas a utilizar el Internet y los servicios de digitales, de una forma que contribuya a mejor ejercer varios otros derechos humanos. (O)