La cultura ecuatoriana y latinoamericana, en general, es de tipo patriarcal,  es decir un sistema de organización política y social en la cual siempre hay un hombre líder jerárquicamente superior a otros hombres y lógicamente a otras mujeres. Él es el patriarca, el jefe, el padre, el “señor”.  También el patriarcado es la columna que sostiene al capitalismo. Bajo este modelo las sociedades más conservadoras han fincado sus raíces y su desarrollo, fomentando conductas desiguales entre hombres y mujeres. En ese sentido, hablar de hombres y mujeres corresponsables de manera igualitaria para la crianza de los hijos y todas las labores de cuidado o trabajo reproductivo es una idea todavía lejana en nuestro ámbito. El mismo Estado, las empresas privadas y la sociedad asumen que los permisos para la crianza del recién nacido y para las tareas escolares deben ser otorgadas a personas de género femenino, lo cual preserva la brechas de género en la sociedad y resta posibilidades de desarrollo profesional y personal para las mujeres. Incluso esta situación disminuye el tiempo de ocio al que las mujeres tienen derecho. No podemos decir que existen modelos ideales de desarrollo social, ni que la corresponsabilidad en forma igualitaria sea la opción a la que anhelan todas las parejas con hijos, pues esto puede depender de creencias, ideologías o situaciones económicas personales tanto de hombres como de mujeres. No obstante, en nuestro país, pese a las crisis económica, la PEA de mujeres en el sector laboral va en ascenso: la población femenina se incrementó en un 80% entre los años 2001 y 2010, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Entre el 2007 y 2012 se dio un desplazamiento del trabajo femenino, con  74.000 mujeres al sector público, lo que significa que la corresponsabilidad entre hombre y mujer toma otra connotación, ya no es una opción sino un vínculo imprescindible. Un ejemplo relevante es el de Suecia, que desde la década de los setenta cambió los permisos de maternidad por los permisos parentales, con los cuales la madre y el padre deben tomar el asueto para cuidado y crianza de los hijos durante 480 días. En este país y en otros del norte de Europa tienen políticas más igualitarias, políticas parentales diferentes, así como la educación desde los primeros años de vida hasta la adolescencia. Por tanto, que la sociedad sea diferente no es asunto de unos pocos, es problema de todos los actores. implicados, incluido el Estado. (O)