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Ecuador, 28 de Noviembre de 2024
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El Telégrafo
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Conquistemos el miedo

18 jóvenes murieron en un incendio. Fue hace pocos meses, en un centro clandestino de rehabilitación de drogas en el sur de Guayaquil. Después de la tragedia conversé con Eloísa, madre y tía de dos de los chicos que perdieron la vida. Entre lágrimas, me reclamó: ¡Nuestros jóvenes necesitan más ayuda!

Eloísa tenía razón. Los 18 jóvenes murieron por falta de ayuda. Primero, porque nadie les dio la mano para evitar que caigan en las drogas. Segundo, porque jamás pudieron acceder a un centro de rehabilitación público y seguro.

Eso no puede seguir pasando. Urge eliminar la tabla de drogas, para que los traficantes dejen de corromper a niños, desde los 8 años de edad, en escuelas y parques. La tabla está en un decreto presidencial: podría desaparecer de un plumazo con la sola decisión de Lenín Moreno. Pese a ello, he propuesto reformar la ley penal para que la cantidad no sea el criterio que distinga entre tráfico y consumo. Pero no hay voluntad política. Ni en el Gobierno, ni en la Asamblea.

También necesitamos prevención. Hace poco, Sebastián Piñera anunció en Chile un plan para prevenir adicciones en niños y adolescentes, aplicando la experiencia de Islandia, que dejó de ser el país con mayor problema de adicciones en Europa, para ser hoy el que menos consumo registra de alcohol, drogas y tabaco. ¿Cómo? Ocupando a los jóvenes con deportes, cultura, educación, emprendimiento, más una política firme de control. En esa línea hemos propuesto una ley para que se imparta Cívica y Valores en todas las escuelas del país, además otorgar crédito sin intereses para ayudar a miles de jóvenes que no logran estudiar. Por último, faltan centros de rehabilitación. Para ello, planteamos por ley que los bienes incautados y comisados al narcotráfico y crimen organizado, sirvan para prevención y rehabilitación, trabajando con el voluntariado y la sociedad civil.

“Preferimos ser pobres, con tal de que no haya drogas”, me dijo una vez un padre en Monte Sinaí. ¡Ni lo uno, ni lo otro! Hago un llamado al Gobierno, a los legisladores, a las autoridades locales: solo juntos lograremos que nuestras familias conquisten el miedo a la pobreza y a las drogas, para vivir con dignidad. ¿Qué estamos esperando? (O)

 

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