Cómo ganar la elección
Los candidatos a ocupar una curul en la Asamblea Nacional del Ecuador deben cumplir al menos cuatro requisitos, si en verdad quieren imponerse en estas elecciones.
El primero es encabezar la lista de aspirantes. La gran cantidad de nombres inscritos (esta papeleta será la más grande desde el retorno a la democracia) provocará una dispersión del voto que dará más opciones a quien esté en la cúspide.
El segundo es pertenecer o ser auspiciado por una fuerza política cuyo nombre sea reconocido positivamente. La misma proliferación de partidos, y el corto tiempo que queda para las elecciones, dificultan el posicionamiento de una marca nueva en el imaginario de la ciudadanía.
El tercer requisito es contar con un presidenciable capaz de 'arrastrar' el voto duro de la población (de estratos populares). De acuerdo a la normativa electoral vigente, el voto se ejerce en plancha y ya no unipersonal, para el caso de los candidatos a la Asamblea. Por tanto, el peso de quien esté al frente de la organización será importante.
El cuarto y último requisito tiene que ver con el ‘ángel’, el carisma, la personalidad, la ‘sangre liviana’ de quien encabece la lista y su capacidad para trasladar esas fortalezas al mundo digital, pues en la pandemia por la covid-19, las acciones en territorio serán limitadas.
Hasta antes del proceso de inscripción de las candidaturas en el Consejo Nacional Electoral, varios partidos y líderes políticos se empeñaron en alcanzar estos requisitos. Sin embargo, el tablero se alteró sustancialmente.
El desistimiento de candidatura de Álvaro Noboa, Otto Sonnenholzner y el impedimento de que Rafael Correa esté en la papeleta, deja a los partidos sin un presidenciable nacional capaz de arrastrar el voto duro. Guillermo Lasso, que lidera según las encuestas las preferencias, se ha logrado posicionar como un estadista y tiene la simpatía de los estratos altos, pero mucha resistencia en el ciudadano de a pie.
Por otra parte, prácticamente no existe organización política nacional libre de señalamientos, principalmente por casos de corrupción, y las fuerzas provinciales aún son incipientes.
En este contexto, quienes más oportunidades tendrán son precisamente quienes hayan logrado ser cabeza de lista, cuenten con un liderazgo carismático y sepan moverse con naturalidad en el mundo digital.
Estos candidatos, no obstante, deben ser conscientes de que si logran triunfar, el porcentaje de diferencia será mínimo. Ellos podrán ganar las elecciones, pero no la gobernabilidad necesaria para gestionar el poder desde sus curules. Por eso, es igual o más importante que los candidatos no solo se preocupen de la campaña electoral, sino de saber con certeza qué harán desde el segundo siguiente a su posesión.