Cerremos filas contra la violencia
Todas las mujeres que hacemos política hemos sido victimas de violencia en algún momento. La forma más común de ataque ha sido encasillándonos en roles socialmente impuestos para negar o subestimar nuestra capacidades. Por ello, pensar que quienes hemos conquistado espacios en la esfera pública y política no somos sujetos de discriminación y violencia, es un error que puede llevarnos a tomar decisiones injustas en la generación de políticas públicas.
Soy la primera mujer en presidir la Función Legislativa sin una sólida mayoría, hecho que configura un escenario mucho más complejo, que eleva la temperatura y beligerancia en el desarrollo de las sesiones, por tanto, aumenta la violencia en la contienda política.
Es imperante poner en debate la violencia política contra las mujeres en Ecuador, debemos hacerlo desde todos los espacios, en todos los niveles, con hombres y mujeres dispuestos a trascender visiones partidistas para abordar el asunto de manera integral y con un objetivo común: construir un Estado con equidad e igualdad de género.
Cinco meses le tomó a la Asamblea Nacional el trámite para la aprobación de la Ley Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia contra la Mujer, que establece la transformación de los patrones socioculturales y estereotipos que naturalizan, reproducen, perpetúan y sostienen la desigualdad entre hombres y mujeres, así como atender, proteger y reparar a las víctimas de violencia, norma que está en plena vigencia y operación, con la emisión del Reglamento por parte del Ejecutivo, en junio de 2018. Sin duda, esto ha sido un logro para el país, pero la problemática social de la violencia requiere acciones articuladas de todo el Estado y la corresponsabilidad de toda la sociedad.
Desde la legislatura se abordan varios temas relacionados con las mujeres, como por ejemplo la despenalización del aborto por violación, y es precisamente el debate amplio y pragmático el que nos debe conducir para ir progresivamente erradicando de la política las posturas de violencia estructural que atenten contra nuestros derechos.
Considero pertinente reiterar mi llamado a la unidad de todos los sectores para cerrar filas en contra de toda forma de violencia de género y, particularmente, en el ámbito político, así como la necesidad de conformar un Grupo de Mujeres contra la Violencia Política para sumar en él a todas las figuras femeninas que están en funciones públicas y establecer una agenda de trabajo.
Para nosotras es aún una meta pendiente gozar de una verdadera democracia paritaria, donde esté plenamente garantizada nuestra participación igualitaria en todos los espacios. Y esto es un trabajo de todas y todos. No existe forma más efectiva para enfrentar a la violencia y a los violentadores que la cohesión, la construcción colectiva de medidas para prevenir y erradicar todas las formas de violencia.
Hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, quiero decirles a las mujeres de mi país que hay luchas que deben acompañarnos la vida entera, una de ellas es la eliminación de la violencia contra nosotras. Desde donde estemos, en lo público y privado, podemos y debemos reclamar y empoderarnos de nuestros derechos. (O)