”Las elecciones europeas serán un terremoto”, dijo Steve Bannon, exasesor especial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Mientras que argumentan que el estratega despedido es irrelevante y, por lo tanto, dejó EE.UU. para buscar nuevos amigos, otros no están seguros de su irrelevancia. Bannon lanzó su grupo de expertos “El Movimiento” para difundir ideas, asesorar a políticos en campañas y estrategias, y conectar a la extrema derecha en toda Europa. Y la extrema derecha se ha preparado para esta elección hace algún tiempo, inundando internet con sus anuncios políticos.

El 18 de mayo Matteo Salvini, canciller de Italia y líder del partido de la Liga de la derecha, encabezó un mitin junto con sus aliados de extrema derecha frente a la catedral gótica de Milán, comprometiéndose a hacer de la alianza de la derecha uno de los grupos más grandes.

El mitin contó con el apoyo de Marine Le Pen, excandidata presidencial de Francia y líder de la Agrupación Nacional (anteriormente Frente Nacional); entre otros.

Uno de los principales obstáculos más allá de este problema, es obviamente el factor ruso. Salvini, Le Pen y el Partido de la Libertad de Austria son pro-rusos, pero potenciales aliados, como Dinamarca y Estonia, son lo opuesto, por temor al expansionismo.

Según la Comisión Europea, la estrategia militar de Rusia es gastar hasta $ 1.300 millones en medios pro Kremlin, lo que incluye la desinformación, para fines de 2020. Para Rusia, se trata de dividir y gobernar; apoyar a la extrema derecha significaría debilitar la Unión Europea y así aumentar la influencia de los intereses rusos frente a los Estados nacionales débiles.

Lo más probable es que las elecciones europeas no sean un terremoto como lo predijo Bannon, pero serán un paso serio hacia más poder, recursos humanos y financieros, profesionalización y, por último, una normalización de la extrema derecha en Europa. (O)