Juan Albarracín, árbitro del último Clásico del Astillero, no dio un penal a favor de Barcelona y fue señalado por algunos hinchas e indirectamente por Guillermo Almada como culpable o cómplice de la derrota amarilla. “Eso cambió todo”, manifestó molesto el DT en la rueda de prensa en la cual pasó de entrevistado a entrevistador. Un comunicador le preguntó qué destacaba de su equipo en el partido y si la expulsión de Jonathan Álvez fue el punto de inflexión para una superioridad azul. Almada reaccionó con enojo y reclamó al periodista por no referirse al penal no sancionado. En una actitud fuera de lugar, el DT exigió que se hable de ese tema e interrogó a los reporteros, olvidando que los comentarios se generan en las cabinas, mientras que las ruedas de prensa son destinadas para que el entrenador exponga sus criterios en torno al partido de fútbol. De acuerdo al punto de vista del estratega, si esa falla arbitral fue determinante, Barcelona fue tan limitado que no logró hacer más por el impacto psicológico de un no penal.

Es claro que el equipo 'amarillo' hubiese tenido la posibilidad -no le anularon una jugada de gol ni le dieron un tanto ilegal al rival, que es distinto- de adelantarse en el marcador; pero también sus jugadores generaron opciones de anotar y no supieron abrir el arco de Esteban Dreer. Si los 'amarillos' carecieron de virtudes para definir o sumar esfuerzos en el plantel y no disminuirlo como en el caso de Álvez, también se equivocaron igual o más que el árbitro.

Entonces el periodista que pregunta -ni comenta ni cuestiona- si la expulsión de Álvez fue determinante, cumple correctamente con su labor. “Pasó esto y hubo un quiebre en el partido”, expresó el DT que logró su cometido: escuchar en la sala de prensa que hubo penal; y luego defendió al atacante uruguayo señalando que no es defensa y no supo medirse en la carretilla sobre Romario Caicedo, que desencadenó en la segunda tarjeta amarilla -la primera fue por reclamar airadamente al juez central tras la acción polémica-. El presidente del gremio arbitral también podría decir que Albarracín no pudo medir la magnitud de la patada de Moreno o pensó que Pineida exageró lanzándose después de que la pelota le quedó larga.

Tal vez Barcelona mereció una mejor suerte, pero Álvez, elogiado regularmente por su calidad ofensiva, inclinó la balanza a favor de Emelec ‘pidiendo’ la tarjeta roja. Su expulsión -que no es la primera debido a sus reclamos- como la de Damián Díaz ante Nacional de Medellín le hacen daño al equipo 'canario', aunque siempre será más fácil señalar al árbitro para no 'herir susceptibilidades' en el plantel. Albarracín se equivocó, no hay duda, al igual que Álvez con sus actitudes, Minda y Aimar en el gol de Marlon de Jesús, y Almada en la rueda de prensa. (I)