Todos tienen el legítimo derecho de pronunciarse a favor o en contra de las medidas económicas, pero eso queda distante de los actos de violencia. Actos que han sido planificados durante meses por la Revolución Ciudadana (RC). Sus dirigentes estuvieron en el Foro de Sao Paulo, en Caracas, en varias ocasiones; en Barquisimeto, en La Habana.

Allí fueron a orquestar e introducir esta maniobra de desestabilización en el levantamiento indígena, en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y en el de la Unidad Popular. Es muy preocupante; trataron de deslegitimar la protesta social y de provocar un caos terrible en el país.

Coincido con el vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner, en que el correísmo odia a Ecuador porque el interés de Correa está sobre el interés nacional. Ellos quieren controlar lo que ocurre en este país, crear un marco de impunidad y desaparecer las huellas de la corrupción. Por eso atacaron la Contraloría.

Yo me he enfrentado al exgobierno, he rechazado las decisiones autoritarias y los actos de violencia.

El correísmo se aprovechó de las comunidades para desestabilizar a Ecuador. Hemos perdido con los actos de violencia; así no se soluciona nada, no caigan en la agenda de los corruptos del exgobierno. Algunas ex y actuales autoridades están al frente de esta maniobra: la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, y la exalcaldesa de Durán, Alexandra Arce, son piezas clave en la desestabilización.

La Revolución Ciudadana hizo su hoja de ruta para fraguar el golpe de Estado y atacar la democracia. Todo esto llega justamente cuando la justicia tenía que cumplir con la audiencia preparatoria de juicio contra el expresidente Rafael Correa por el caso Sobornos. (O)