El abastecimiento regular de energía limpia y renovable es uno de los mayores retos de la humanidad que busca suplir necesidades energéticas y proteger el ambiente. Entre las propuestas para satisfacer la demanda energética mundial, está el aporte de los biocombustibles líquidos, obtenidos a partir de la biomasa.

La principal biomasa utilizada para la obtención de biocombustibles, producida y consumida a nivel mundial, es la palma africana, de la cual se obtiene una variedad de productos y subproductos de gran importancia para la satisfacción de necesidades humanas. El principal producto obtenido es el aceite rojo, cuya demanda aumentó a lo largo del tiempo. Los principales productores mundiales de aceite rojo de palma son Indonesia y Malasia.

En Ecuador el aceite rojo de palma también ha crecido exponencial por lo que se ubica en el séptimo lugar a nivel mundial. En 2001 el área productiva era de 104.000 ha y creció a 260.000 ha en 2017, que equivale a un crecimiento de 150%. El sector constituye el 4% del PIB agrícola de Ecuador y genera más de 150.000 empleos.

El crecimiento productivo del aceite rojo de palma se ha establecido en el 42% para consumo interno y 58% para exportación. La gran producción abrió oportunidades de investigación para diversificar las aplicaciones de este aceite. Una de las alternativas planteadas es el uso directo como combustible para la generación de energía térmica y eléctrica.

En el país la Corporación Eléctrica del Ecuador implementó proyectos piloto para la generación de energía eléctrica a partir de aceites vegetales renovables. El aceite rojo de palma es el de mayor disponibilidad. Luego de experimentar con el mismo se obtuvieron resultados prometedores al medir el desempeño de motores de combustión interna con potencias de 35 kW.

Es importante indicar que los motores de prueba están diseñados para operar con diésel, por este motivo se utilizaron diferentes mezclas proporcionales de diésel-aceite y aceite 100%. (I)