Desde que recuerdo, las autoridades afirman que el invierno destruye las vías que van de Quito a la Costa. Pero también desde que recuerdo, nadie tiene un plan de prevención o mantenimiento para tapar los huecos que ocasionan el agua y el tránsito. Se deja ahí, que la naturaleza haga lo suyo y los conductores lo que puedan, para no destruir sus automóviles o sufrir un accidente.

Viajé a Esmeraldas la semana anterior y la carretera está hecha un desastre. Solamente un tramo entre Calacalí y San Miguel de Los Bancos está con pavimento nuevo. Lo demás también tiene pavimento, pero en pésimas condiciones.

No es una vía de alta velocidad -porque es muy sinuosa-, pero el peligro es evidente porque los conductores deben invadir el carril contrario, para evitar los cientos de baches, de todo tamaño, a los que hay que enfrentarse. Logré llegar hasta La Independencia y tomar la vía hacia Esmeraldas. Ahí hay algunos km de carretera en buenas condiciones -de tres carriles por lado-, pero cuando se acaban viene de nuevo el drama de los baches.

En La Concordia se han formado o construido -habría que averiguar- cuatro rompevelocidades hacia abajo, es decir, unos orificios enormes de lado a lado de la carretera, para obligar a los autos a disminuir la velocidad.

Con mucho cuidado logré superarlos y nuevamente hubo que enfrentar cientos de baches de todos los tamaños -en una vía de alta velocidad más peligrosa- hasta la población de Viche. Antes y después del viejo puente de metal que cruza el río del mismo nombre, la carretera está destruida, casi ha desaparecido.

En el km 72 la mesa de la carretera se hundió y solo hay un carril para que los autos circulen. Los oxidados letreros con el mensaje “Trabajamos por Ecuador” advierten del peligro cuando el conductor ya ha llegado a la zona peligrosa -y no antes- y están casi totalmente cubiertos por la vegetación. Es decir, tienen algunos meses o años en el sitio.

Las carreteras están a cargo de las prefecturas de ambas provincias, pero ni las actuales ni las anteriores se ocupan del mantenimiento. De lo que sabemos, los unos todavía están dedicados a

buscar lo que hicieron los otros y los otros a tratar de justificar lo que hicieron y lo que no. (O)