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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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1990: La revancha alemana

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El segundo Mundial de Italia tuvo un promedio de 2.21 anotaciones por partido. El más bajo de la historia. Fue un torneo mezquino en goles; tanto, que Maradona no hizo ninguno. De hecho, la selección de Argentina quedó subcampeona marcando tan solo en cinco ocasiones. 

El espectáculo lo pondrían otros equipos, empezando por el que le ganó a la albiceleste el día de la inauguración. Camerún tuvo una participación decorosa en 1982, en la que no perdió, pero tampoco ganó.

En un grupo en el que solo hubo una victoria (Polonia 5-1 Perú), dos equipos empataron en el segundo lugar con 3 puntos, pero Italia tenía un gol más. Otra sería la historia para el país de los camarones en 1990, pues fue el primero de su continente en llegar a cuartos, lo más lejos que un equipo africano ha avanzado.

Pero más importante que llegar, fue la manera: un solitario gol de Oman Biyik le dio la victoria sobre Argentina.

Camerún ganó el grupo B y el campeón defensor pasó como mejor tercero. En octavos, los africanos enfrentaron a la otra sensación, Colombia, que tenía al Pibe Valderrama, Freddy Rincón y René Higuita. Pero Higuita no contaba con Roger Milla, un veterano de 38 años que le marcó dos goles para convertirse en el goleador más longevo de los mundiales. El gran momento argentino llegó en octavos. La albiceleste venció 1-0 a un Brasil que aún estaba en transición entre el equipo de Sócrates y el de Romario. Caniggia recibió de Maradona y dejó gateando a Taffarel.

La lesión del arquero Nery Pumpido fue vital para Argentina, que superaría en  cuartos a Yugoslavia y en semifinales a Italia en la tanda de penales, gracias a Sergio Goycochea. La eliminación de Italia, ocurrida encima en Nápoles, donde Maradona era un ídolo, golpeó la relación de Diego con los italianos. En la final, los tiros pifiaron el himno argentino, y a Maradona se le leía clarísimo en los labios: “Hijos de puta”. El mal humor se extendió. Pedro Monzón se convirtió en el primer expulsado en una final. Y en el minuto 85, cuando el marcador seguía en cero y parecía que se venía la tercera tanda de penales consecutiva de Argentina, el árbitro pitó una falta en el área (que hasta hoy se discute) de Roberto Sensini sobre Rudi Voller. Goycochea adivinó la dirección del disparo, pero no le alcanzó. Andreas Brehme le dio así la revancha a Alemania, que alcanzaba en títulos a Italia y a Brasil. (O)

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