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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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1982: Un juego obligó a unificar horarios

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El Mundial de España fue el primero con 24 equipos, lo que amplió el margen para las sorpresas, y dos selecciones las dieron. Irlanda del Norte venció a la anfitriona en primera fase, condenándola al segundo lugar y enviándola a esos cuartos de final (en grupos de tres equipos) con Inglaterra y Alemania. Esta última cayó, en la otra sorpresa, ante Argelia, que se clasificaba por primera vez y ganó 2-1.

Pero el destino es cruel para los que no tienen historia. Argelia hizo 4 puntos: perdió con Austria y le ganó a Chile, pero este último partido se jugó antes que el Alemania-Austria, en el que ambas podían clasificar con un único resultado: 1-0 alemán. Hrubesch marcó a los 9, y el partido cayó enseguida en la inacción, con muchos pases a los porteros.

Solo el austríaco Schachner y el alemán Dremmler intentaron animar el partido. Hay una jugada en la que Schachner reclama al árbitro por anular una jugada que sus propios compañeros interrumpieron, y en la que pudo haber convertido el 1-1. El árbitro le saca la amarilla, y enseguida Harald Schumacher abraza a Schachner como a un amigo para decirle algo que nunca sabremos. En el estadio El Molinón de Gijón, la gente gritaba indignada: “¡Argelia! ¡Argelia!”.

Pero los árbitros no pueden castigar la inacción de los jugadores, y la FIFA tuvo que tomar medidas, en especial por el antecedente de 1978, cuando los argentinos le ganaron 6-0 a Perú, sabiendo que debían ganar por 4 goles, pues el otro partido del grupo, el de Brasil, se había jugado horas antes. Desde entonces, en la última fecha de la fase de grupos, los partidos son simultáneos.

Luego de la ayuda austríaca, los alemanes llegaron a la final (la primera de las tres que jugó consecutivamente), no sin antes deshacerse en semifinales de Francia y Michel Platini, en un partido que terminó 3-3 en el tiempo suplementario y se convirtió en el primer en definirse en una tanda de penales. Al final, Alemania cayó 3-1 contra Italia, el equipo de Paolo Rossi, un delantero que, tras no marcar en los primeros cuatro partidos, despertó con un hat-trick ante la poderosa Brasil de Telé Santana, en la que brillaban Zico, Sócrates, Toninho Cerezo y Falcao. Si esa selección hubiese ganado el Mundial, el fútbol de hoy no sería el mismo. (O)

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