El secuestro y el periodismo voraz
Como todos los ecuatorianos que anhelamos la paz y rechazamos toda forma de violencia, los periodistas de EL TELÉGRAFO seguimos de cerca los hechos que ocurren en la frontera, sobre todo el caso de los tres colegas de diario El Comercio que fueron secuestrados en la zona de Mataje y de quienes, al menos hasta el momento que escribimos esta columna, no tenemos la certeza de que los captores los hayan devuelto.
El tema es complejo. El jueves por la noche, una noticia de diario El Tiempo de Bogotá acerca de que los periodistas fueron liberados conmocionó a los medios y periodistas ecuatorianos.
Muchos confiaron en que lo que dijo aquel diario era confiable. Unos se basaron en su reputación como periódico serio -lo cual siempre será debatible por sus estrechas relaciones históricas con los poderes tradicionales- y otros en la creencia de que sus “fuentes militares” (a las que citó El Tiempo) deben ser certeras por la experiencia de la guerra interna entre el ejército colombiano y las guerrillas.
En EL TELÉGRAFO decidimos tomar aquella versión con cuidado y escepticismo. Creemos la actitud correcta cuando no hemos verificado las informaciones de manera directa y cuando las fuentes no tienen contundencia informativa.
Aquella noche nos mantuvimos alertas y alargamos el límite del cierre de edición, pero no publicamos la especulación. Reflexionamos que la dinámica mediática contemporánea ya dejó atrás la supuesta “noticia exclusiva” o el apresuramiento por salir antes que la competencia. Sobre esa base decidimos cerrar la edición sin aludir a la confusa versión de El Tiempo.
Tampoco publicamos lo que horas antes dijeron los familiares de los secuestrados, porque es una revictimización de las personas afectadas. Y eso es antiético.
La lección queda clara: la voracidad por “la primicia” hace mucho daño al periodismo serio.
La esquina del lugar común
“El arte latinoamericano se da cita en Santiago de Chile”.
“Fuentes bien informadas sostienen que saldrá humo blanco”.
“Hay luz verde para Gol TV”.
“Las reacciones no se hicieron esperar”.
“Taxistas elevaron su voz de protesta”.
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Defensoría de las audiencias, artículo 73 de la Ley de Comunicación.