La mayoría de las mujeres en estado de gestación evitan aproximarse a los gatos, otras los encargan a algún familiar mientras termina el período de embarazo. De esa manera, no se deshacen para siempre de su mascota. El objetivo es evitar, a toda costa, el contagio por toxoplasmosis, una enfermedad que puede provocar malformaciones en el feto. La Toxoplasmosis es originada por el parásito toxoplasma gondi, que se encuentra, sobre todo, en la tierra, y que suele ser transmitida por roedores y pájaros.

Vladimir Trujillo, veterinario explica que resulta complicado que el gato sea portador de este parásito. “Si los dueños del felino lo cuidan y es vacunado y desparasitado no hay razón para sentir temor por el contagio de la toxoplasmosis”. Los gatos que son más propensos a infectarse con este parásito son los que no tienen un hogar”.

La ginecóloga Gabriela Enríquez explica las mujer pueden contagiarse si consumen carne infectada cruda o poco cocida. También puede contraer el parásito si consumen frutas o vegetales contaminados, si ingieren agua contaminada y manipulan la arena de la caja del gato y después se tocan la boca, la nariz o los ojos.

Por esta razón, si está embarazada no se preocupe de vaciar la tierra que ocupa su gato. Procure que otra persona se encargue de esta tarea. Mantenga al gato dentro de la casa para impedir que cace pájaros o roedores y si va a manipular carne cruda, lávese las manos inmediatamente con jabón.

Si tiene dudas sobre esta enfermedad, puede acudir a un centro de salud y solicitar el test de Toxoplasmosis. La mascota también puede someterse a una prueba en el veterinario.

Los síntomas de esta infección varían: la mayoría de la gente infectada ni siquiera se entera que es portador de toxoplasmosis. Algunos pueden creer que están pasando una simple gripe, y notar algún dolor muscular, por ejemplo, durante un mes o poco más.

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