Naipes, azar y vicio están a nuestro servicio
El duelo comenzó. No hablo de armas, capas y muertes. Sino de reinas, reyes y ases...
Si el adversario lanza una carta, la mía debe ser superior. Pongo mi rostro sin expresión para que no descubran mi siguiente movimiento.
Muestro mi carta y me llevo la primera jugada. Espero la siguiente mano, porque sé que me irá mejor. Ya gané 25 centavos. En esta no sé si duplicar.
Pasaron dos horas. No sentí. Las risas, las jodas y los apodos se comen el tiempo.
Los juegos de azar elegimos entre todos, porque nadie manda aquí. Tampoco hay una elegante y afelpada mesa de póker; las empedradas calles del Palacio Municipal, en la calle Venezuela y Chile sostienen nuestras jugadas. Algunos curiosos llegan a vernos, pero no les paramos bola... Seguimos jugando, Otro duelo empezó.
Escrito por : Gabriela Castillo