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El Telégrafo
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Notable presencia de ciudadanos de voto facultativo en los recintos

Notable presencia de ciudadanos de voto facultativo en los recintos
Foto: Xavier Tamba / El Telégrafo
19 de febrero de 2017 - 17:59 - Redacción Quito

Las personas con discapacidad y las de la tercera edad no tuvieron inconvenientes en sufragar en los recintos electorales que funcionaron en el colegio 24 de Mayo y en la Unidad Educativa San Francisco de Quito; en ambos lugares contaron con el respaldo de juntas receptoras del voto de atención preferente.

Según los delegados del Consejo Nacional Electoral (CNE) asignados a estos establecimientos, el flujo de estos votantes fue constante, por lo que en ambos puntos de expresión democrática la labor resultó interesante.

Para evitar que personas pertenecientes a estos grupos poblacionales afronten contratiempos de movilidad, como escaleras o cuestas, los puntos de atención se montaron en sitios cercanos a la entrada principal de cada plantel.

“No es que en estas juntas tengamos las papeletas donde constan los candidatos o los certificados de votación; el ciudadano se acerca acá, nos indica el número de junta o si no sabe le ayudamos a averiguar, luego nos acercamos a la junta con la cédula de la persona y le traemos las papeletas hasta nuestras mesas”, detalló Washington Brito, miembro de la junta en el colegio 24 de Mayo.

Al ser consultados sobre su motivación de participar en los comicios, pese a que su voto es optativo, los esposos Julia Sempértegui (83 años) y Gustavo Pacheco (86 años) mencionaron que mientras estén en condiciones de sufragar, acudirán a hacerlo, “es un deber cívico que debemos cumplir”, dijo don Gustavo.

Ximena Torres (87 años) expresó que el voto la hace sentir parte de los cambios que necesita el país; le agradaría que se aumenten las pensiones jubilares y mejore la atención médica en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

En el caso de Dustin Cueva (27 años), oriundo y residente de Machala, quien tiene dificultades para caminar debido a padecer espina bífida, no pudo viajar a su ciudad natal por lo que se acercó junto a su hermana Jeanina y su cuñado Miguel a solicitar un certificado de presentación. “La ayuda ha sido efectiva, amable y rápida”, refirió.

Un caso parecido es el del guarandeño Adolfo Pilamunga (45 años), quien acudió a la Unidad Educativa San Francisco de Quito a pedir un certificado de presentación. Adolfo tiene discapacidad física. (I)

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