"Existen dueños de medios que están amarrados a grupos de poder"
Aunque sostiene que es partidario de la libertad de prensa, el empresario Álvaro Noboa cuestiona lo que él llama “la mala prensa”. Su argumento es que, en lo personal, ha tenido mala prensa desde el año 1998, cuando “gané las elecciones” (insiste en que él triunfó pese a que el entonces Tribunal Supremo Electoral -TSE- declaró triunfador de los comicios a Jamil Mahuad).
Y que también tuvo “mala prensa en 2006”, incluso cuando ganó en la primera vuelta al entonces candidato por Alianza PAIS, Rafael Correa. Pese a ello menciona que tiene buena relación con directores y periodistas.
Aduce el hecho de que “siempre hay por allí dueños de medios que no me ven con buenos ojos, o para usar términos ecuatorianos: están amarrados con alguna otra persona, llámense candidatos o grupos de poder, partido, lo que sea”.
Y agrega que son ellos “los que meten cizaña y malas ideas a la gente” sobre su persona.
En ese sentido recuerda una frase que en alguna ocasión le dijo un amigo suyo: “no se preocupe, la prensa no vota”.
Recalca la importancia de los diálogos con todos los sectores políticos, menos con Alianza PAIS, al que calificó como el “continuismo”.
Pero también marca distancias con el líder de CREO, Guillermo Lasso, pues a su criterio no está en su misma línea ideológica, ya que “es un hombre que se ha declarado de derecha y lo respeto, es su ideología, pero no es la mía”.
Y esa postura la pone de manifiesto cuando se muestra contrario a la tesis de una eventual reducción de la burocracia, como sostiene en su discurso Lasso.
Noboa asegura que no se puede “botar” ni a los maestros, ni a los militares porque eso traerá un aumento del desempleo. Más bien, lo idóneo, es generar empresas, “no una o dos, sino miles”, que compitan con el Estado y así ese empleado tendrá la opción de dejar su puesto público por ir a trabajar hasta con mejor remuneración en el sector privado. Cuando se aproxima la etapa electoral, Noboa también quiere entrar en la contienda, pero dice que su prioridad es conversar con todos: con Alberto Acosta, con Jaime Nebot, con Jimmy Jairala, con Lourdes Tibán, pero no lo hará con el mandatario Rafael Correa, de quien sostiene: “en lo personal no tengo nada contra él, es en lo político que tenemos diferencias de criterios”.
Pero no dice con quiénes ha empezado a conversar para que “ellos no se sientan incómodos, sobre todo porque muchos le han pedido mantener estas reuniones en reserva y tengo que cumplir con ese compromiso”. Aunque en 2017 se elegirá al Presidente, también está en juego la búsqueda del poder en la Asamblea Nacional; frente a ello, el empresario considera que en su movimiento Adelante Ecuatoriano Adelante existen cuadros suficientes, pero solo nombra a su esposa, Anabella Azín, sobre quien ya adelanta que ocupará un puesto importante “en lo que sea”. Advierte que de todas formas tiene que mirar dos escenarios, ya que, a su modo de ver, en primer lugar, se configura la unión de la oposición y más aún si se decide que él la lidere; pero si no se cristaliza esa unión, entonces tomará la decisión de postularse “en vista de que debo respetar a todos esos ecuatorianos que por 3 ocasiones me han llevado a ser finalista presidencial”, porque está seguro de que alguien debe llevar la bandera de lo que él llama la renovación.
Contrario a lo que apuntan las demás organizaciones políticas, la Asamblea, aunque es importante, no es su prioridad y lo explica con lo ocurrido en el año 2006, cuando su anterior partido, el Prian, fue el que más congresista tuvo; “pero cuando hay un Jefe de Estado con mucho poder y habilidades, viran al asambleísta, y el que usted creía bueno, santo y sabio, no lo es, por eso, más que la Asamblea, me gusta la parte Ejecutiva”. De lo que está convencido Noboa es de que, si los escenarios se dan para que él sea candidato presidencial, sus principales propuestas serán reducir o eliminar algunos impuestos, para, a su criterio, atraer la inversión extranjera; y ordenar el archivo definitivo del proyecto de Ley de Herencias, que actualmente “es como una espada que pende sobre la cabeza de la gente”. (I)