Además del sillón presidencial, la disputa en la actual lid electoral parece que también gira alrededor del sitial de la ‘primera dama’. Esa figura ‘tradicional’, subyugada al hombre político que dirige un país, quedó superada en Ecuador, en 2007, cuando Anne Malherbe, esposa de Rafael Correa, no aceptó y siguió su carrera como docente.

Ayer, Martha Miño, esposa del candidato de la ID, Paco Moncayo, llegó a Ecuavisa a defender ese sitial. Más allá de destacar el lado humanista del esposo-político, apeló a su experiencia en funciones de índole social, acompañando al militar y luego Alcalde de Quito.

Dicha cadena televisiva -anunció- invitará a todas las aspirantes a primera dama. ¿La lista incluye al esposo de Cynthia Viteri? Debería, claro. La pregunta subsiguiente es: ¿estará él dispuesto a dejar sus empresas para apoyar a su esposa en la administración de proyectos sociales?

En esta campaña, hay mujeres ocupando casilleros estelares en la papeleta electoral y sería un contrasentido que se retroceda al papel de ‘acompañantes’. No solo que anularía a la pareja del candidato; degradaría la gestión del Sector Social a nivel de voluntariado, cuando ya es un área estratégica que se ocupa de los grupos vulnerables.

Después de intensos años fortaleciendo las instituciones, sería un retroceso levantar fundaciones para solventar derechos constitucionales. La atención a grupos vulnerables siempre requiere de políticas públicas integrales que superen la caridad por oportunidades concretas. (O)