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El Telégrafo
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Desde el comienzo, Cynthia Viteri se nutrió del ADN socialcristiano

Desde el comienzo, Cynthia Viteri se nutrió del ADN socialcristiano
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
05 de enero de 2017 - 00:00 - Redacción Política

PERFIL

Cynthia Fernanda Viteri Jiménez. Nació el 19 de noviembre de 1965, en Guayaquil. Está casada con Joaquín Villamar Cabello. Tiene cinco hijos: Johanna Marín, Yul y Juliana López, y Joaquín y Renata Villamar. Ingresó a la política en 1998 como legisladora por dos periodos. Candidata a la Presidencia en 2006. Asambleísta en 2009  y reelecta en 2013. Renunció al cargo en noviembre para postularse.

La socialcristiana que más tiempo estuvo en la legislatura se llama Cynthia Viteri. Hoy, por segunda vez, esta política guayaquileña de 51 años aspira al sillón presidencial. Su historia personal empezó muy temprano: a los 16 años se retiró del colegio La Inmaculada, pues quedó embarazada.

En reiteradas ocasiones ella comentó que ese paso fue fruto de la inmadurez, pero no le impidió seguir adelante. Llevaba en su mochila de colegio su uniforme laboral. Trabajó de modelo de vitrina, de cajera, entre otras actividades. Eso le permitió conseguir el ingreso para ayudarse con la manutención de su primogénita, Johanna.

Siguió los pasos de su madre y se graduó de abogada. Al principio no ejerció; se inclinó por la televisión. Colegas de la época mencionan que su belleza física le abrió las puertas en varios medios televisivos del país (Telecuatro, TC Televisión, Teleamazonas, etc.) en los años 80.

En esa etapa conoció a su primer esposo, Ernesto López Cartagena, quien era su compañero de trabajo. Con él tuvo dos hijos: Yul y Julianna. En el sistema judicial consta un divorcio cuya demanda fue calificada en 1996 y culminó con una sentencia en 1997. Dentro del proceso se estableció un curador para los menores y una demanda de alimentos, cuyo último trámite tiene fecha de 14 de febrero de 2001.

Luego contrajo matrimonio con Joaquín Villamar, con quien tiene dos hijos: Joaquín y Renata. Vive en Guayaquil, en Portón de las Lomas desde hace algunos años, antes se estableció en la ciudadela Kennedy. Quienes la conocen en esa época la recuerdan como una persona amable.

Desde los 90 trabajó en el Departamento de Comunicación del Municipio de Guayaquil, en la administración de León Febres-Cordero. Ahí empezó su vinculación directa con el Partido Social Cristiano, aunque su madre fue candidata por el Acuerdo de las Izquierdas (MPD-Pachakutik).

En su hoja de vida también consta que fue jefa de la campaña presidencial de Jaime Nebot. En 1998 llegó por primera vez al Congreso y permaneció hasta 2006. En la historia del país es recordada porque fue la encargada de colocarle la banda presidencial a Alfredo Palacio, tras el derrocamiento de Lucio Gutiérrez, quien por cierto, hace pocos meses sorprendió al declararse dispuesto a olvidar el pasado y sumarse a la camioneta socialcristiana para las elecciones de 2017.

El comportamiento de Viteri en ese episodio hace que Luis Fernando Torres apueste por ella. Su coideario argumenta que el temperamento de Viteri la convierte en candidata idónea de la tendencia de derecha. Reconoce su buen carácter, lo que hace llevadero el trabajo de campaña.

El claro protagonismo motivó a su partido a promover su candidatura a la Presidencia en esas elecciones (2006). Le fue mal: quedó en quinto lugar, con 9% de votos válidos. Se desvinculó de los socialcristianos y se unió a la agenda política del alcalde de Guayaquil, que creó el movimiento Madera de Guerrero. Uno de los rostros más antiguos de esta tienda política es el de Marianita Mendieta. Ella la recuerda como una muchacha emprendedora y jovial, que ha desempeñado sus labores con eficiencia. Por eso -dice- ella es otra vez la representante política de la lista 6.

La concejala Luzmila Nicolalde, del mismo partido, admira a Viteri como legisladora.

Nebot la propuso como la presidenciable de la Unidad, que inicialmente agrupaba a Podemos, PSC, Suma, Avanza y Concertación. Ese fue el inicio del fin del acuerdo. También desencadenó el distanciamiento entre militantes del PSC (I)

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